jueves, 21 de julio de 2011

Hábito irritante

El tabaco es un irritante para el aparato respiratorio(pulmón, vías aéreas...) y sobre todo en pacientes con Espondilitis Anquilosante(soldadura y fusión de las vértebras), en especial de larga evolución, ya que la enfermedad afecta al pulmon y a la pleura, mermando severamente la capacidad respiratoria.
Al disminuir ésta capacidad también disminuye la movilidad de las secreciones, lo que aumenta el riesgo de infecciones.
Por otro lado, como enfermedad inflamatoria crónica, también presenta un riesgo cardiovascular, aumento de la capa de ateroma(trastorno arterial frecuente), mayor riesgo de infartos, embolias...Todos estos riesgos se ven francamente empeorados por el consumo de tabaco que en ningun caso mejora sino que empeora la enfermedad aumentando la sensación de dolor, empeorando las posibles afecciones pulmonares y el riesgo cardiovascular y favoreciendo las infecciones.
"El tabaco multiplica por cuatro el riesgo de padecer artritis reumatoide".
El tabaco es un factor de riesgo para padecer artritis reumatoide, sobre todo el subtipo mas frecuente y la más grave, aquella con anticuerpos anticitrulinados positivos, según un estudio realizado en España y coordinado por el Dr. Alejandro Balsa (jefe de sección de reumatología del Hospital La Paz de Madrid..
Las enfermedades complejas como la artritis reumatoides tienen un componente genético y otro ambiental, éste último es a veces dificil de conocer, pero en el caso de la artritis reumatoide el tabaco es el principal factor externo que predispone a la enfermedad.
Del estudio también se desprende que una persona con antecedentes familiares de AR y que fume, tiene diez veces más posibilidades de sufrir ésta enfermedad crónica, mientras que si nó tiene antecedentes en la familia, esta cifra será de cuatro veces más.
Al igual que otras especialidades médicas, y otros sectores de población, se insiste en la necesidad de hacer más campañas de concienciación sobre los aspectos perjudiciales para la salud del tabaco, y es que para que un ex-fumador reduzca el riesgo de padecer artritis reumatoide y que éste sea igual al de cualquier otra persona sin éste hábito, han de pasar al menos diez años desde que deja el tabaco,

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