sábado, 21 de mayo de 2011

San Miguel de Arretxinaga


Mire como se mire, la ermita de San Miguel de Arretxinaga invita al misterio y al desconcierto, no solo por su planta exagonal, sino por el singular espectáculo que guarda en su interior: tres inmensos megalíticos calizos de forma natural que parecen engullir al altar.
Esta peculiaridad religiosa nos remite a la Euskadi mágica y ancestral, a los cultos paganos de aquellos antepasados que veneraban a Ama Lur, la madre tierra.
Con la llegada del cristianismo y el paso por la localidad de Markina-Xemein del Camino de Santiago, el lugar se santificó, convirtiéndose en lo que es hoy: un lugar que desprende misticismo por los seis muros que lo componen.
La estructura de la ermita es del siglo XVII, pero el culto a los megalitos se unde en el alba de los tiempos.
Un dato más: según recoge la tradición, aquellas personas solteras que pasen tres veces por el hueco creado por los peñascos, encontrará pareja

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