Puntos de reflexión: Más sobre la reencarnación

Si el hombre está condenado a vivir unicamente una vida terrenal, y si el fin común de cada individuo es alcanzar la perfección en los límites de esta vida, ¿Como explicaríamos el hecho de que algunos seres inteligentes sean guapos, y ricos, mientras otros son ignorantes, pobres, y feos? ¡Donde están la igualdad de las oportunidades en el momento del nacimiento? ¿Como conciliar una injusticia tan flagante con el Dios del Amor del que hablan todas las religiones?

En último término, estarán de acuerdo conmigo en que estas preguntas y algunas otras que dejo sin plantear, son una prueba de la incoherencia de lo que dicen sobre el alma la mayor parte de los credos religiosos. De una forma u otra, todos los fundadores de las grandes religiones han indicado que debemos atravesar muchas existencias terrenales antes de alcanzar el objetivo fijado por la Divinidad. Pero por razones más o menos legítimas con el paso de los siglos, se han tergivesados sus enseñanzas.
Hay otro factor que pone de relieve la evidencia de la reencarnación. y es la gran diferencia que se advierte en la manera en que los hombres hacen frente a las experienciss de la vida terrenal.
El hecho de que unas personas sean mas inteligente que otras, no es un argumento válido para impugnar la doctrina de la reencarnación, puesto que nadie puede afirmar que la inteligencia, tal como la definen los materialistas, sea la expresión de un potencial cerebral, que según elos,  es más o menos grande debido a razones puramente fisiológicas.
Aunque su análisis sea excesivamente simplista, dando prueba de  buena voluntad podriamos admitir algunos de sus aspectos.
Pero esto no explica el sentido común ni la madurez que manifiestan muchas personas a pesar de no tener una capacidad intelectual alta.
Ese sentido común y esa madurez no provienen de su cerebro, sino de su alma,  y se explica gracias a las experiencias adquiridas en el transcurso de encarnaciones anteriores, es decir, porque son "almas viejas".

Ésta es la causa por la que las enseñanzas rosacruces insisten en el hecho de que los indicios de la evolución interior hay que buscarlo ante todo en la inteligencia del corazón.