lunes, 15 de abril de 2013

Respiración y Salud


respira
La vida depende totalmente del acto de respirar, no solamente el hombre y las especies superiores basan su vida y salud en la respiración, también lo hacen indispensablemente todas las formas vivas, hasta los microorganismos. Nuestra respiración es la función vital más importante y debemos tomar plena conciencia de ella pues podemos vivir algún tiempo sin alimento, un poco menos sin agua, pero sólo breves instantes sin respirar. Debemos respirar por la nariz, en forma natural como lo hace un bebé, con lo cual no sólo los pulmones se expanden, sino también su vientre, tomando todo el aire necesario para vitalizar y renovar sus tejidos.
Al levantarnos varias veces durante el día debemos respirar en forma consciente, dinámica y rítmica, ojalá en lugares de gran vibración y despejados, de ser posible en una montaña, a la orilla de un río, del mar; de un bosque y en general en lugares donde no haya mucha polución, sino aire puro.
Podríamos iniciar un ciclo de respiraciones rítmicas por siete o más veces en la mañana, al mediodía y por la noche, tal como sigue:
Inhalamos profundamente contando mentalmente hasta cuatro, luego retenemos el aire en nuestro interior contando hasta cuatro y lo dejamos salir por nuestras fosas nasales en forma total contando hasta cuatro, sin dejar entrar aire nuevamente, retenemos la respiración contando hasta cuatro y comenzamos de nuevo. Posteriormente con la práctica podemos cambiar el conteo, por una afirmación mental positiva, tal como pensar mientras inhalamos “yo estoy alegre” o “yo soy salud” por ejemplo. Lo mismo al retener, al exhalar y al contener. Estas afirmaciones positivas utilizan el prana absorbido en nuestra respiración y llenan de vida nuestras células. Igualmente debemos practicar junto con la respiración algún deporte cada vez que podamos, o bien practicar caminatas por lugares saturados de naturaleza y alegría positiva, lugares que sean alegres y bellos.
Nuestros cuerpos toman el carácter del medio ambiente y el aire que respiramos, entonces respiremos con vigor y descarguemos los elementos destructivos, ya que una respiración débil e incompleta produce con el tiempo enfermedades. Junto con la respiración practiquemos ejercicios, pero al hacerlo procuremos no proyectar sobre los átomos internos sombras de preocupaciones ni de ansiedad, porque el cuerpo es fácilmente compenetrado. Procuremos que nuestro baño diario no cause sacudidas fuertes a nuestro cuerpo, por lo que el agua no debe estar demasiado caliente, ni demasiado fría y al secarnos frotemos el cuerpo con vigor.
Igualmente cada que podamos tomemos baños de sol, pero protegiendo la cabeza con una toalla húmeda, porque la base del cráneo se ha de mantener fría. Todo lo anterior y pensar positivamente, tanto de nosotros mismos como de nuestros semejantes, nos abre la puerta al encuentro con la divinidad que reside en nosotros mismos. Sólo necesitamos para ello decisión y fuerza de voluntad.
RESPIRACIÓN PURIFICADORA
Este tipo de respiración es muy importante y es conveniente utilizarla al terminar nuestros ejercicios respiratorios, al terminar de practicar un deporte o cuando hemos realizado un trabajo físico mental. La respiración purificadora ventila y limpia los pulmones, estimula las células, tonifica los órganos respiratorios, contribuye a mantener una buena salud y estado de ánimo. Consiste en:
1. Inhalar aire suficiente en forma natural y siempre por las fosas nasales.
2. Retener el aire unos segundos, luego colocar los labios en actitud de silbar (pero sin hinchar las mejillas), y exhalar con vigor más o menos la mitad del aire, retener un momento el aire restante y exhalarlo en porciones hasta exhalarlo completamente. Estas exhalaciones deben realizarse con vigor.
RESPIRACIÓN VITALIZADORA DEL SISTEMA NERVIOSO
El objeto de éste tipo de respiración es tonificar el sistema nervioso y desarrollar su fuerza, su energía y su vitalidad. Para realizarlo debemos proceder como sigue:
1. De pie y con el cuerpo bien derecho inhala y se retiene.
2. Mientras retenemos, extendemos los brazos hacia adelante, algo flojos, aplicando sólo fuerza necesaria para mantenerlos en dicha posición.
3. Llevamos las manos hacia los hombros, contrayendo los músculos y comunicándole vigor a nuestros puños, los cuales al llegar a la altura de los hombros deben estar fuertemente cerrados.
4. se extienden las manos con los puños cerrados varias veces hacia adelante y hacia los hombros, con vigor en forma rápida.
5. En la última extensión se exhalar vigorosamente de un solo golpe el aire por la boca.
6. Luego de realizar esta respiración por tres, cinco o siete veces, realizamos una respiración purificadora para terminar el ejercicio.

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