viernes, 3 de agosto de 2012

La renuncia jamás debe ser una privación

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"La renuncia jamás debe ser una privación, sino una transposición,
un desplazamiento a un plano superior. Es la misma actividad que
continúa, pero con materiales más puros y más luminosos. Por
ejemplo, renunciáis a gozar de un placer en el plano físico para
gozar este placer en el plano espiritual, donde es de mejor
calidad.
Así pues, en vez de pasaros tardes enteras tumbados en las
playas, tomando el sol, embruteciéndoos y perdiendo el tiempo,
asistís por la mañana a la salida del sol: ahí sentiréis como
vuestro espíritu se vuelve cada vez más lúcido y más penetrante.
No se trata de no exponerse más al sol, sino saber dónde, cuándo
y cómo hacerlo para que sea verdaderamente beneficioso para
vosotros. ¡Esta transposición puede ser realizada con tantas
otras actividades! Vosotros sois quienes debéis ver,
analizándolas, cómo podéis desplazarlas a un plano superior."

1 comentario:

  1. Como siempre grandes palabras que ayudan a equilibrar el alma. Un fuerte abrazo.

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