Amantísimos Amados. Húrtenme del Cielo. Asegúrenme en vuestros corazones. Atesórenme allí. Sepan que Yo resido muy profundo al interior de vuestros corazones.
Ustedes me albergan en el corazón. Yo, el Abrigador vuestro, soy abrigado en vuestro corazón. Es Mi lugar de reposo. Vuestro corazón es la hamaca sobre la cual me balanceo. Todo fluye placentera y gozosamente conmigo.
¿Me sienten dentro del corazón? Yo no soy pesado. No tengo peso alguno. Soy más liviano que el aire. Mi tarea al interior de vuestro corazón es la de elevarlos y que ustedes deseen elevarse por sí mismos. Elévense a sí mimos. Eleven el mundo.

Mientras lees el Libro de tu Vida, te sientas conmigo bajo la sombra de una palmera. Vas pasando las páginas. Es posible que encuentres alguna parodia en su contenido. Busca refugio en Mí, sin importar la furia, Tú y Yo, sentados bajo el cobijo del amor de la palmera. No importa que soplen fuertes ráfagas. Tú y Yo somos Uno bajo la palmera.
No importa con que rapidez sople el viento. No hay una página que falte. A una le sigue la otra. Tú no conoces el giro que tomará el Libro de tu Vidas. Pasa, sigue pasando las páginas de tu libro.
Lean una página o un capítulo cada uno de los días.

Naturalmente, no existe una última página en el Verdadero Libro de la Vida. No existe un final. Ustedes son perpetuos. ¡Nunca hay un final destinado para ustedes! Ustedes viven en un continuum donde tampoco es posible un punto de partida. Indiferentemente de qué tan limitada pueda ser vuestra presente visión, no hay un verdadero deseo de salirse de esta magnífica aventura, de esta animosidad alboroza, de esta hermosa luz brillando en el infinito. Existe un ¡Oh! de maravilla y anticipación en vuestros corazones. ¡Cuántas maravillas aguardarán ahí para ser contempladas! Naturalmente, el asombro subyace fuera del tiempo, es eterno, eterno como ustedes, eterno como Yo.

¡Vengan a Mí ahora! No sigan el juego difícil para lograrlo. Yo soy asequible. Yo aguardo a que ustedes tomen posiciones abiertas. Abran vuestro corazón para Mí. Vean con vuestro corazón. Acompáñenme así como Yo los acompaño. Entren a mi Reino. Sírvanse tomar asiento en el Trono de los Cielos conmigo.