La Teosofía enseña que toda vida es Una, eterna, e indestructible, y que la vida, y destino del hombre es gobernada por la ley del karma, la ley de Causa y Efecto, que aunque absoluta en acción es lo suficientemente flexible y deja un margen para constantes reajustes, requeridos por una perfecta justicia, libertad individual y el principio del Amor Divino.
Dado que la Vida es un Todo y el Universo un sistema integrado, todos nuestros pensamientos, recuerdos, emociones y acciones afectan el equilibrio de la Vida y a la Naturaleza, para bien o para mal.
Durante el periodo pos-mortem, las fuerzas emocionales generadas por el mismo hombre gradualmente se van desvaneciendo y el cuerpo astral es desechado, dejando al hombre libre para centralizar su conciencia en el cuerpo mental.
El lapso de tiempo que transcurre en el mundo mental o cielo ( que es gobernado por la misma ley del Karma) depende de la intensidad y profundidad de las aspiraciones espirituales, intelectuales, y artísticas de su vida en la tierra.
Cuando ha asimilado la esencia de todas sus experiencias, su conciencia se retira hacia el verdadero Yo espiritual, en espera de ser atraido nuevamente a la Tierra, por causas que él mismo ha puesto en acción.
Así comienza una nueva vida en un nuevo cuerpo físico, y las lecciones del pasado se manifiestan como facultades y sabiduría.
Hola chavalín.
ResponderEliminarMuy interesante, a si mismo creo que es el proceso, de tantas idas y vueltas.
Cuantos más deseos incumplidos más vueltas a terminar lo que hemos dejado empezado.
Un abrazo.
Ambar.