El alma humana está compuesta de sentimientos, pensamientos y voluntades.
Debido al embotellamiento del ego, el alma está gobernada por los múltiples yoes psicológicos.
Estos yoes no administran correctamente los chakras y por tanto sobrevienen las enfermedades.
Importante es encontrar una manera de permitir que ellos, los chakras, se autoregulen en base a la condición de ser energías inteligentes.
Hoy comparto una solución muy sencilla y adecuada para mantener la salud y que requiere de un poco de concentración y fe.
Debemos tener presente en todo momento que “el mediador” del cosmos es nuestro Señor el Cristo.
Se trata de permitir que, el chakra Ajna, ubicado en el entrecejo, administre los restantes vórtices internos a una orden nuestra.
Menester es saber que dicho chakra, -que es llamado “el chakra Maestro” debido a que dirige y controla los otros chakras mayores y sus correspondientes glándulas endocrinas y órganos vitales-, tiene la capacidad de sanarnos en un instante determinado y de manera regular por siempre, al limpiar, sanar, energizar y estabilizar nuestro cuerpo.
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