jueves, 8 de mayo de 2014

11 recomendaciones nutritivas de Harvard


bebiendo un jugo
La moderna, tan rica en energía, azúcares rápidos y grasas de origen animal no es capaz de proporcionarnos la cantidad suficiente de vitaminas, minerales y sustratos que nuestro necesita para su correcto funcionamiento. Además, la demanda de ciertos nutrientes se eleva en función de aumento de estrés, ambiente contaminado, falta de sueño, abuso de ciertos (café, azúcares), etc. El déficit crónico de ciertos nutrientes puede afectar nuestra calidad de sin tener que llegar necesariamente a la enfermedad; pero afectándonos durante un largo período de tiempo, que al sumarse déficit crónico leve de varios nutrientes puede ser el motivo de desarrollo de una enfermedad.
La nutrición ortomolecular  estudia las deficiencias no críticas de nutrientes  y determina las cantidades óptimas para cada individuo, contemplando las necesidades nutritivas según su historia clínica, hábitos alimenticios, laborales, calidad de sueño y otros factores.
Por la característica de enfoque holístico e integral la nutrición ortomolecular es una terapéutica, una dieta que cura. Como un ejemplo didáctico podemos describir una dieta rica en cítricos durante un resfriado para aumentar la ingesta de vitamina C ya que su demanda en nuestro cuerpo se eleva.
La medicina ortomolecular  tiene como su objetivo restaurar el estado ideal del cuerpo humano y su equilibrio bioquímico corrigiendo los disbalances y deficiencias en a la bioquímica individual ayudándose de sustancias y nutrientes esenciales como vitaminas, minerales, aminoácidos y ácidos grasos esenciales.
El cambio es de a poco y mejor, lento. Tomar un poco de sol todos los días, hidratarse bien, hacer ejercicios, respirar mejor y empezar a elegir los alimentos con conciencia. Una buena ensalada en el y , comenzar el con frutas, tratar de consumir cinco porciones de frutas y verduras diariamente, incorporar semillas como el sésamo, lino, y , aunque no hay que comer mucha cantidad, lo variado es saludable.
No es necesario, en el caso de una persona saludable, obsesionarse en eliminar los alimentos que no son sanos, sino que más bien hay que empezar a incorporar los que sí lo son. A medida que vamos incorporando los más saludables, será más natural ir eliminando los que no lo son. Obviamente esto es un consejo general. Si hay una persona con una enfermedad, tendrá que pulir algunas cosas y ponerse estricta para revertir la crisis de la enfermedad y convertirla en una oportunidad.
Si la persona que decidió dejar de consumir un producto, como, por ejemplo, carne, tendrá que ingerir por otro lado los nutrientes que aportaba ese producto. Es muy importante la planificación de lo que va a consumir en la semana, porque justamente el estar más organizado ayuda más. Si se hace un cambio alimenticio, hay que consultarlo siempre con un profesional.
Los cambios alimenticios deben hacerse lentamente, ya que los procesos de desintoxicación pueden traer aparejada la presencia de ciertos trastornos, no graves pero sí molestos cuando los cambios son abruptos y drásticos. La consulta con un profesional permite la administración de medicamentos fitoterapéuticos, hierbas o tisanas para aliviar algunas molestias y acelerar los fenómenos de desintoxicación del organismo.
Antes de modificar la alimentación hay que asesorarse, leer, investigar y entender profundamente por qué hay que comer de una manera más saludable para tener una buena calidad de vida.
Los seres humanos somos animales de costumbre. Con la ingesta diaria de productos industrializados llenos de aditivos y grasas animales, nuestro paladar se acostumbra a esos sabores y texturas. Al abstenerte un mes, el paladar se limpiará y, al volver a probar uno de esos productos, ya no se percibirá agradable. Luego, al incorporar mayor cantidad de frutas, verduras, semillas, frutos secos, algas y diferentes productos saludables, el mismo cuerpo rechazará los no saludables y de esta forma será mucho más fácil dejarlos. Quizás un día concurra a un cumpleaños o una reunión y se tiente. No se preocupe, esas son las pruebas naturales. Y cuando lo señalen con el dedo despectivamente, acuérdese de la frase genial de Kurt Cobain: “Se ríen de mí porque soy diferente, pero yo me río de ellos porque son todos iguales”.
Una persona, cuando hace el cambio, tiene que estar segura de lo que quiere, tiene que entender que “somos lo que comemos”; que de jóvenes los problemas se pueden tapar, pero que con el pasar del tiempo todo florece; que la cuestión no es llegar a los noventa años como sea, sino llegar con calidad de vida; que en el camino tendrá varios obstáculos, pero que somos seres que nacimos para vencerlos y que contamos con las herramientas necesarias para ser felices.
Cualquier especialidad médica puede, y debe conocer la suplementación nutricional y Medicina Ortomolecular, y debe de aplicarla a sus pacientes, es indistinto que sean nutricionistas, ginecólogos, cardiólogos, neurólogos, psiquiatras, pediatras, oncólogos; ya que es obligación de todo médico el conocer el máximo abanico terapéutico, y una vez valorado, aplicar a los pacientes el tratamiento mejor, más seguro y fiable; para lo que deberá abrir su mente utilizando la mejor terapia en el arte de curar, teniendo en cuenta que Medicina, sólo hay una.
La Universidad de Harvard cambió hace unos meses las recomendaciones alimentarias de forma drástica. Los investigadores creen que el modelo tradicional de la pirámide alimentaria “es erróneo” y que ignora la evidencia científica de los últimos 40 años. 
Los cambios importantes son:
  1. Los lácteos… NO están en el plato, es decir, no se recomiendan dentro de la dieta saludable. Al margen se menciona: limitar la leche/productos lácteos a 1-2 porciones al día
  2. Los zumos de frutas naturales no aparecen en el plato; al margen se menciona: limitar a un vaso pequeño al día.
  3. Evitar las bebidas azucaradas (aquí se incluyen zumos no naturales, batidos, refrescos…)
  4. Se separan las frutas de las verduras. Ciertamente, no son lo mismo.
  5. No todas las grasas son malas. Evitar las trans. “Bajo en grasa” no equivale a “saludable” (por el contrario, suele ser al revés)
  6. Los cereales “no son imprescindibles” para una buena salud. Recomiendan solo los granos integrales: pan integral, arroz integral.
  7. Evitar los dulces horneados (por la acrilamida, cancerígena)
  8. Limitar pan blanco y harinas refinadas (pastas, dulces)
  9. La mitad del plato son verduras+fruta, teniendo en cuenta que debe haber más verduras que fruta. Es decir, la mitad de todo lo que comemos diariamente debería ser verdura + fruta
  10. Las papas :  no las recomiendan, muchos menos fritas.
  11. Aparece el ejercicio físico diario
* Dra. Claudia Durán - Medica Especialista en Nutrición

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