
Los Egipcios de la Antiguedad tenian claro este concepto, y por ello, las iniciaciones conferidas en sus Templos contenian una fase culminante en la que el candidato experimentaba la muerte iniciática, es decir, el desdoblamiento.
Esta experiencia conducía al candidato a vivir una separación consciente entre su cuerpo físico y su cuerpo psíquico, gracias a la cual adquiria definitivamente la certeza intelectual y emocional de que era espiritual encarnada en una individualidad material.
Todo estaba preparado para que esa muerte iniciática y el renacimiento simbólico que venía a continuación, permanecieran grabados para siempre en su corazón y en sus emociones.
En todo esto puede verse el origen inspirado de la definición rosacruz de la iniciación mística que he mencionado.
Cuando el iniciado volvia a tomar consciencia de su cuerpo mortal, quedaba marcado para siempre por lo que había vivido en el reino de la inmortalidad.
Se sentía empujado a examinar objetivamente el estado de consciencia que habia experimentado.
A patir de ese dia, su iniciación se convertía en la base de su vida, sabiendo, que en la intimidad secreta de su alma, que el misticismo le aportaría la revelación del misterio de los misterios.