Cosas importantes que nadie te dice de tí y muchos quieren que no lo sepas

Desde que nacemos, hay muchas personas que se obstinan en limitar nuestras vidas. Nuestros padres, con afirmaciones como: “No llegarás nunca a ser nadie de provecho”; nuestros profesores que nos dan información del mundo pero que, en lo fundamental, no nos ayudan a saber que hacemos nosotros en él; nuestros amigos que nos desprecian cuando tenemos alguna inquietud que se sale de las obligatorias modas que no sirven para nada… Desde que somos niños todo nos limita para que nunca podamos “recordar” que, sobre todo, somos seres espirituales dentro de un cuerpo humano.

Y cuando, con esfuerzo y por diferentes caminos, trabajamos hacia dentro para apreciar lo que realmente somos, algo cambia y ya no podemos dar vuelta atrás. Este conocimiento nos devuelve a nosotros mismos. Al principio, en pequeños momentos iluminadores que nos indican cual es la dirección correcta y cuando practicamos y miramos más y más en nuestro interior, esos momentos se vuelven más cotidianos y empezamos a reconocer el valor real de lo que antes eran sólo palabras como perdón, solidaridad, paciencia, compasión… Y comenzamos a desandar el largo camino de limitaciones y frustraciones que nos han confundido y desorientado durante toda nuestra vida.
Debes saberlo. Tienes que redescubrirlo. Eres un ser poderoso. Siempre lo has sido. Aunque te hayan dicho un millón de veces lo contrario, no es cierto lo que te dicen. No eres un desastre. Si que puedes llegar a hacer lo que deseas hacer. No has venido para sufrir. Eres un ser ilimitado, único y precioso. No importa lo que te digan, no importa lo que pase. Estas aquí para aprender a hacerlo. Tu actual realidad sólo es el escenario que tú mismo creas para que aprendas la mayor lección de todas: Todo, absolutamente todo está dentro de ti mismo. Por lo tanto, sólo hay que buscar en una dirección que es hacia tu interior. Allí te espera lo que nadie dice de ti y muchos quieren que no sepas: Pase lo que pase, elije siempre amar a tu prójimo, porque eres tú mismo.