A lo largo de nuestra vida, nos hemos tropezado muchas veces con
personas que han dejado enseñanzas y aprendizajes, que han marcado una
pauta y han sido determinantes para nosotros. Un familiar, un amigo y
hasta un desconocido que sin ningún interés personal, te extendió la
mano en algún momento determinado.
Todos estos han sido tus guías, tus maestros que de una forma u otra
te condujeron por los caminos de la razón para evitarte tropiezos y
frustraciones, o simplemente para levantarte. Solo quedaba de parte
nuestra haber prestado mucha atención, leer ese mensaje, agradecer esa
enseñanza para saber que ellos con su sabiduría y amor, solo querían lo
mejor para nuestro ser y a la vez acercarnos a la simplicidad de la
vida.
Como perfectos seres humanos, tropezamos y caemos muchas veces, pero
como seres de Luz nos levantamos una y otra vez, desde esa fuerza
interior que permite sobrepasar todo obstáculo y seguir con nuestro
camino.
Después de los tropiezos, viene un periodo de reflexión, y es
precisamente en ese instante, que si logras bajar la cabeza, te entregas
y te rindes ante tu ser y desde la humildad de tu corazón solicitas con
amor asistencia de Dios y sus ángeles, o los seres de luz a quienes les
tienes devoción; es en ese preciso momento que te logras conectar con
tu Divinidad, con ese Maestro Interior que siempre has llevado dentro de
ti, despertando tu consciencia y suministrándote las respuestas;
reconectándote con tu proyecto de vida. Es un proceso realmente hermoso,
es el comienzo de tu transformación, de oruga a mariposa, y vives el
proceso de dolor intensamente, pero disfrutas también del proceso de
autocuración y sanación de tu Alma.
Una vez que alcances esta etapa, no hay vuelta atrás, pues tu ser ha
reconocido a ese maestro interior, tu Alma te agradecerá lo que has
hecho por ella y te seguirá impulsando para que hagas cosas que jamás
pensaste que eras capaz de hacer. De las maneras más misteriosas,
empezaras a ver como todo siempre estuvo claro ante tus ojos y empezaran
a resolverse los asuntos que tenias pendiente. El Universo te enseñara
todas las oportunidades que siempre habían estado ahí solo para ti, y
empezaran como arte de magia a llegar y fluir nuevas personas, libros,
talleres, mensajes, correos que uno a uno te irán guiando y conectando
hasta el camino de donde una vez perdiste el sendero, pero que vuelves a
retomar para recuperar tu misión de vida. Todo ello formara parte de
tus aprendizajes y los Maestros, Guías Espirituales se encargaran de
mostrarte las realidades de tu vida para empezar a sanarte.
Medita unos minutos al día, 5 para empezar son más que suficientes.
En ese silencio de tu habitación y dejando libre tu mente de
pensamientos, lograras conectarte una y otra vez con tu Maestro Interno.
Mantener la mente libre aunque sea unos minutos, te permite pensar mas
claramente sobre tus propósitos y de lo que acontece en tu vida.
Haciendo un habito la meditación, te relajara, te conectara mas con tu
divinidad y tendrás esos minutos solo para ti para consentir tu cuerpo,
mente y Alma.
Recuerda siempre, “Todos somos Seres de Luz viviendo una experiencia en un cuerpo humano”.
Un Abrazo de Luz para todos!
Analicia Masiero
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