domingo, 23 de marzo de 2014

La sexualidad espiritual

sexualidad espiritualLa sexualidad crea momentos de excepcional intensidad y plenitud. Es una experiencia en la que el placer es supremo y nos transporta muy lejos de nuestra vida cotidiana, induciéndonos una suerte de trance, un mundo de sensaciones casi irreales. El espíritu anhela esta clase de experiencias, por lo que es comprensible que el sexo resulte tan irresistible y tentador.
Durante siglos nos han transmitido la idea de que para ser espiritual hay que practicar la castidad, la cual no es más que una ignominiosa represión de un sentimiento y una emoción como es el deseo sexual, que nos fue dada por nuestro Creador de una manera especial.
El ser humano es el único animal, que no tiene una época de celo, porque su deseo sexual es permanente, y sólo necesita del estímulo. “El instinto de apareamiento es una de las fuerzas impulsoras físicas dominantes en los seres humanos.”
Al unir nuestro cuerpo, uno se convierte en uno sólo armonía sensorial. En las más antiguas tradiciones herméticas, se hablaba con toda propiedad de la magia sexual, pues todos los seres humanos poseemos fuerzas eléctricas y magnéticas, que actúan como una fuerza de atracción y entre un hombre y una mujer estas polaridades se manifiestan y se potencian con fuerza en la unión sexual, dando vida al erotismo y a la vida creadora del pensamiento y transformando al sexo en el mediador entre la fuerza instintiva inconsciente y la moderación y conciencia de nuestro espíritu residente. La magia sexual no está en reprimir la energía sexual, sino en saber encauzarla.
El sexo, ha sido tildado de pecado si no va unido a la procreación, pero han limitado esta procreación a la vida humana, ignorando que el sexo es algo realmente sagrado, porque siempre es portador de vida y un acumulador de energía etérica, que nosotros podemos transformar en positivas o negativas, dependiendo no del sexo mismo, sino de nuestras vibraciones. El sexo trasciende lo biológico “el acto sexual no impone consecuencias biológicas sobre él.” por tanto lo verdaderamente puro o pecaminoso, no está en el acto mismo, sino en la intención y en la conciencia que tengamos al hacerlo. Nuestro cuerpo no puede ser pecaminoso porque es el templo de Dios, por tanto lo corporal no debe ser mirado como algo negativo, somos mente cuerpo y espíritu y esta trilogía debe estar presente en el acto sexual para hacer de él una experiencia maravillosa, como debería ser siempre un acto de amor, y que no se piense que esta espiritualización del sexo disminuye el placer y la pasión, muy por el contrario la intensifica al dar conciencia a lo que estamos sintiendo.
Desconozco su autor.

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