La única libertad real está con Dios

“«Quiero vivir mi vida» dicen los adolescentes cuando empiezan a reclamar su independencia. Pero, ¿se han preguntado si han recibido la vida para satisfacer sus deseos y sus placeres egoístas?… La vida no está al servicio de los humanos. Son ellos los que deben convertirse en servidores de la vida, de la vida divina. De lo contrario, se convierten en servidores de la muerte.
Por supuesto, no está prohibido querer escapar de la tutela más o menos agradable de una familia o de un entorno. Pero esta vida que cada uno quiere vivir, sólo la vivirá verdaderamente poniéndola al servicio del Principio divino que hay en él. Si no, la libertad, la independencia que creen haber adquirido habiéndose apartado de la autoridad de otras personas, le conducirán, con toda seguridad, hacia la esclavitud. La única libertad real está en Dios, cuando el hombre se une a Él así como a todas las criaturas visibles e invisibles portadoras de la vida pura, con el fin de participar en su trabajo.”