miércoles, 26 de octubre de 2011

Peregrinaje Interior 3

Quisiera recordar el relato bíblico que narra el momento en el que El Eterno, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, hace oír su voz a Job: "Job, mi buen servidor, satán ha sido vencido una vez más y su rabia se debate en vano. El corazón del hombre, ese pedazo de carne, pequeño, pero potente, ha hecho triunfar la causa celestial. Integro y recto, tu amor, tu orgullo, tu interés, tu fuerza, todo lo que sienten los hombres más allá de la simple alegría de ser, ha sido atacado y derrumbado al mismo tiempo. Y tú has continuado siendo tú mismo, sin cólera, sin temor, sin protestar, has agachado la cabeza con sublime resignación. En el Libro Eterno de la Vida humana, tu puesto está entre mis santos y mis Profetas, Job, tenaza de sufrimientos y de miserias, has aceptado mi volundad sin cuestionarla, y por eso voy a contestarte. El secreto de la vida, las grandes palabras de la vida, son: Paciencia y Confianza". Esta es la primera alianza que asocia las virtudes del caballero con las virtudes del peregrino, y que hace de nosotros un peregrino-caballero.
Al igual que el escudo ha simbolizado siempre la confianza del caballero y la protección mística ante los ataques de la duda,  la espada ha sido el símbolo de la sabiduría y de la fuerza mágica en el combate que mantiene contra la ignorancia.
El primer combate que un peregrino- caballero debe librar con la espada de la sabiduría, es el combate contra sí mismo, debiendo comprender que su misión de guía acaba donde comienza la de aquellos a los que se afanan por guiar.
En otras palabras, en su relación con los que buscan el conocimiento y con todos sus hermanos los seres humanos, siempre debe actuar dando prueba de la misma sabiduria que manifiesta su Maestro Interno hacia él. Por tanto, ser sabio, es conocer a la perfección todos los aspectos de la dualidad humana y aplicar la maestria en todas las relaciones mantenidas con los demás.
Es sabio aquel que muestra siempre la via a seguir sin importarla jamás, y no hace por otros lo que éstos deben hacer por sí mismos. Es sabio quien sabe callar cuando es el momento de escuchar y el que habla cuando hay alguien quien le entiende.
El verdadero sabio no es el que habla de sabiduría, sino el que hace que se hable bien de él por la sabiduría de sus actos.
Dar prueba de sabiduría, no es querer reformar el mal que creemos ver en los demás, sino aceptar el bien que se percibe en ellos.

1 comentario:

  1. Muy sabias palabras mi querido duendecillo. No te imaginas como siento esto "El secreto de la vida, las grandes palabras de la vida, son: Paciencia y Confianza" dentro de mi cada instante de mi vida.
    Un escrito muy interesante, me lo llevo, si no te importa.
    Abrazotes y besines.
    Cam......

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