martes, 24 de diciembre de 2019

Los principales síntomas de la intolerancia alimentaria




La intolerancia alimentaria es una reacción inflamatoria que se produce tras la ingesta de un determinado alimento y puede llegar a tardar hasta 36 horas en producirse.
Hay que diferenciar la intolerancia de la alergia alimentaria en la que los síntomas son inmediatos o a muy corto plazo.
Los síntomas que presentan los pacientes suelen ser muy variados como flatulencias, dolor de estómago, cefaleas o erupciones cutáneas, por ejemplo.
Estos síntomas no aparecen hasta horas o días tras la ingesta del alimento al que es intolerante y, en ocasiones, pueden confundirse o no relacionarse con esos alimentos.

Los síntomas más habituales son los gastrointestinales

Los dolores abdominales, hinchazón, síndrome del colon irritable… son síntomas muy frecuentes.
También son habituales aunque en menor medida los siguientes:
  • Molestias neurológicas como dolor de cabeza, migraña, mareo o vértigo.
  • Dificultad respiratoria, asma o rinitis.
  • Trastornos psicológicos que se presentan con ansiedad, letargia, depresión, fatiga, hiperactividad…
  • Manifestaciones dermatológicas (Acné, eczema, psoriasis, urticaria…)

¿Por qué la intolerancia alimentaria produce una inflamación?

Los especialistas explican que todas las enfermedades empiezan con un proceso inflamatorio, ya que el organismo se defiende ante lo que considera un ataque.
Por ello inflama la zona para que acudan más anticuerpos que acaben con los patógenos que provocan esa reacción.

Consecuencias de procesos inflamatorios continuos

Los especialistas aseguran que quienes mantienen un proceso inflamatorio continuado pueden llegar a desarrollar enfermedades autoinmunes muy graves.  
Por lo tanto, si no se detecta a tiempo una intolerancia alimentaria, se seguirán consumiendo esos alimentos y generando una inflamación continua.
Además, la intolerancia alimentaria no diagnosticada puede estar relacionada con la obesidad.

Los alimentos que producen mayores casos de intolerancia alimentaria

La leche de vaca, el trigo y la clara de huevo debido a su composición proteica más compleja son algunos de los alimentos que mayor rechazo generan en nuestro organismo.
El famoso médico estadounidense Dr. Andrew Weil, en una entrevista en la revista TIME dice: 
"Cada vez está más claro que la inflamación crónica es la raíz verdadera de las enfermedades.
El Estrés, la falta de ejercicio, predisposición genética y exposición a las toxinas pueden contribuir a la inflamación crónica, pero la dieta equivocada es el pilar básico de la misma.
Aprender cómo alimentos específicos influencian el proceso inflamatorio es la mejor estrategia para contener y reducir los riesgos de enfermedad a corto y largo plazo."

La increíble historia de las intolerancias de Susan
Susan tenía treinta y nueve años cuando fue a verlo a su consulta. 
Ella era sin duda mentalmente discapacitada. 
Tenía la mente de un niño. No sabía leer ni escribir; 
No podía contar ni tratar con dinero; 
Ella era un peligro para sí misma en la cocina, ya que era bastante torpe - 
el tipo de persona que podría pasar por alto que tenía encendido el fuego, 
u olvidar que los platos del horno están muy calientes y podrían causar quemaduras graves.
No se le podía permitir ni cruzar la calle sin estar acompañada, por temor a su seguridad.
Pero eso estaba a punto de cambiar.
Solo con un par de semanas de un plan de exclusión de alimentos, Susan hizo un cambio espectacular.
Solamente hubo que descubrir y sacar de su dieta unas pocas cosas que muchas personas consumen diariamente.
En sus propias palabras, dramáticas y conmovedoras, ella dijo: “Me desperté… y estaba aquí”
Me resulta difícil comprender lo que eso significa para una mujer de cuarenta años, cuya vida había estado incomprendida hasta ese punto. 
Tampoco es que ella se conformó lamentando los años perdidos. Susan comenzó a aprender a leer y escribir;  ya podía contar,  ir de compras sola, entendía el dinero y podía obtener el cambio correcto.
Quería pintar y vivir la vida al máximo.
Su maravillosa historia fue contada y contada en la prensa, sobre todo por la revista alemana Bella, con el titular Prisoner No More (No más en Prisión).
El reportaje de doble página comenzó con las notables palabras de Susan, que citaré sin alterar:
"Esta mañana me até los cordones de mis propios zapatos - los até en arcos pequeños y ordenados. Y lo hice todo por mi cuenta - sin ninguna ayuda de mamá o papá”
"Probablemente piensas que no es un gran logro para una mujer de 39 años de edad, pero, créanme, es un paso muy grande y me siento muy orgullosa.”
“Durante la mayor parte de mi vida que he sido etiquetada como discapacitada mental incluso las tareas más simples me eran imposibles.”
"Aunque podía ver, oír, oler, saborear... Simplemente no podía entender lo que mis sentidos me decían. Los mensajes estaban confusos. Así que el mundo pasó por mí como en un desenfoque, confuso y desconcertante.”
"Sólo en los últimos meses he salido al mundo real... y es fantástico.”
"Me siento como si hubiera renacido o, al menos, liberado de la cárcel después de haber cumplido una larga y dura condena.”
Cuenta el terapeuta que mucho tiempo después recibía cartas que Susan le escribía. Dice textualmente: “Posiblemente el momento más emotivo de todos entre nosotros fue cuando, en su última visita, me preguntó si podía trabajar para mí y ayudar a otros en una situación similar a la suya: "¡Puedo contestar el teléfono y escribir las cosas! dijo".
Se necesita bastante para dejarme sin palabras, pero en ese momento el nudo en mi garganta era tan grande que no podía responder. Respondí con un abrazo - contaba el terapeuta.
Las intolerancias de Susan, cuando las descubrieron, eran varios de los alimentos más habituales que consumimos todos hoy.  En su caso, el órgano objetivo (que podría haber sido cualquier otro) era su cerebro. 
Esta historia es un ejemplo de los daños reales y profundos que pueden deberse a alimentarse con “lo equivocado” para tu cuerpo. Y debería ser una advertencia solemne para todos.
Qué historias tristes pueden estar allí escondidas, de personas condenadas a la deficiencia, a vivir a medias, debido a reacciones insospechadas a humildes comidas diarias.
MUYBIO

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