domingo, 21 de septiembre de 2014

Rutas del alma - Las Alergias

Declaramos la guerra a las cosas más inofensivas: El polen de las flores, el pelo de los gatos o de los caballos, el polvo, los artículos de limpieza, el humo, las fresas, los perros o los tomates. Lo curioso es que la defensa no reconoce la realidad y lo mismo puede hacernos estornudar el humo real del cigarro, que el humo que vemos en una película de cine ¿en donde está el enemigo entonces? ¿afuera en el mundo o dentro de nosotros?.
La variedad es ilimitada: el alérgico no respeta nada, es capaz de luchar contra todo y contra todos.

Generalmente, da preferencia a ciertos elementos cargados de simbolismo, por ejemplo:

Pelo de gato: se asocia con la sensualidad, el amor y el sexo.

El polen de las flores: Símbolo de la fertilidad y procreación.

Las pieles de los animales y el polen actuando como alérgenos indican que los temas de amor, sexualidad, libido y fertilidad, suscitan ansiedad y por lo tanto, son activamente rechazados, es decir, no son admitidos.

Algo más agresivo puede resultar con el miedo a la suciedad, la inmundicia, la impureza, que se manifiesta en la alergia al polvo doméstico. Aquí hay un doble juego, por un lado el rechazo a la suciedad, por el otro, el control que la persona alérgica ejerce en su entorno, obligando a todos a retirar “esos males” a favor de la salud de la persona. Entonces, los animales domésticos quedan fuera, el polvo también, nadie puede fumar en su presencia, etc. En esta tira´nia, la persona alérgica encuentra un campo de actividad que le permite desahogar insensiblemente sus agresiones reprimidas.

Su ideal es una vida estéril, sin gérmenes, exenta de sensualidad y agresiones: estado que apenas merece el nombre de “vida”.

El alérgico sólo hallará la curación cuando aprenda a frontar conscientemente todo aquello que evita o rechaza, asimilándolo en su consciencia.

Quien sufre de alergia tiene que integrarse al mundo y ser tolerante. La lección a aprender por medio de esta enfermedad es la reconciliación con sus enemigos, aprender a amarlos.

Las alergias son solo un efecto simbólico y nunca un efecto material o químico.

Reflexiona

Si sufres de alguna alergia, pregúntate a ti mismo:

  • ¿Por qué no asumo mi agresividad en consciencia en vez de obligarla a realizar un trabajo corporal?
  • ¿Qué aspectos de la vida me infunden tanto miedo que trato de evitarlos por todos los medios?
  • ¿A qué tema apuntan mis alérgenos? Sexualidad, instinto, agresividad, procreación, suciedad, en el sentido del lado oscuro de la vida.
  • ¿En qué medida me sirvo e mi alergia para manipular mi entorno?
  • ¿Qué hay de mi capacidad de amar, de mi receptividad?

Afirmación

Puedes ayudarte creando algún tipo de afirmación que transforme los patrones de creencias relacionados con la creación de alergias, por ejemplo:

“El mundo es un lugar seguro y acogedor. Estoy a salvo. Estoy en paz con la vida”.

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