martes, 25 de junio de 2013

El poder creador del pensamiento

pensamientoCuando el Ego por primera vez  entró en posesión de sus vehículos en la Época Lemuriana, no poseía ni cerebro ni  laringe. Para llenar esta deficiencia, la mitad de la fuerza sexual  creadora, que antes había sido empleada  solamente para la propagación, fue entonces dirigida hacia arriba para construir esos  órganos por medio de los cuales fuera posible producir el pensamiento y la razón, y que el pensamiento  pudiera ser comunicado a los demás. Así vemos que el pensamiento es creador, porque  fue derivado por medio del instrumento de la fuerza creadora.
Igualmente es creadora la voz,  es decir, la palabra hablada tiene el poder de crear por la misma razón; porque tiene su  origen en la fuerza creadora. De ahí se deduce que si conservamos la fuerza sexual,  dispondremos de una mayor cantidad de poder para los procesos de razonar, y nuestra  mente se robustecerá mucho más que en el caso de una persona que desgasta su fuerza  creadora. Sin embargo, esta fuerza debe ser usada en forma de trabajo  constructivo, mental o físico; o transformado en servicio útil a la raza humana; de otra  forma causaría molestias.
Si solamente se almacena, puede  eventualmente producir disturbios mentales, emocionales o nerviosos, o sufrimientos  varios.
El pensar es un proceso muy  complicado, que envuelve no solamente el empleo del cerebro físico, sino también el del  cerebro etéreo, el cuerpo del deseo y la mente o cuerpo mental. 
El proceso es el siguiente:  Nosotros mismos, como Egos, funcionamos directamente en la sustancia sutil de la Región  del Pensamiento Abstracto que hemos especializado dentro de nuestras propias auras. Aquí  observamos el mundo exterior por nuestra cadena de vehículos y sus facultades, que  vulgarmente llamamos sentidos. De las imágenes así creadas,  formamos nuestras conclusiones respecto  a las cosas observadas, cuyas conclusiones son ideas. Por el poder de la voluntad  proyectamos una idea a través de la mente, donde toma una  figura concreta como una forma de  pensamiento, vistiéndose de materia mental, la cual saca de  la Región del Pensamiento  concreto. Esta forma de pensamiento se envuelve entonces  generalmente en materia de deseo, lo cual le  da más vida. Esta forma de pensamiento compuesto, puede entonces accionar sobre el  cerebro etéreo y empujar a la fuerza vital a través de los  indispensables centros cerebrales y nerviosos,  hasta los músculos voluntarios que producen la acción.
Así el pensamiento es la fuente  original de toda actividad.
El efecto de pensamientos de  miedo y preocupación, es muy pernicioso para el desarrollo del  alma.
Las vejaciones forman una  condición, en la cual las corrientes de deseo no se desarrollan  en largas líneas curvadas, como lo  hacen bajo condiciones normales, sino que el vehículo de  deseo se llena de remolinos –sólo de  remolinos en casos extremos–. Esta última condición muchas veces impide a tales personas,  hacer algo que pudiese corregir la condición que les ha  causado la vejación o el miedo. Se  podría comparar esto al estado del agua que está a punto de helarse, como consecuencia de una  temperatura descendente. El miedo que se expresa en forma de escepticismo, cinismo y  pesimismo, puede compararse a la misma agua cuando está helada, porque los cuerpos de deseo de personas  que generalmente tienen semejantes pensamientos, son casi inmóviles, y nada de  lo que se diga o haga, parece tener el poder de alterar esta condición.
Cada vez que uno alimenta estos  pensamientos, contribuye a helar la materia del cuerpo de  deseo y construye una cáscara  azul-acero, en la cual la persona acostumbrada a fomentar miedo  y preocupaciones, se encontrará  algún día encerrada y separada así del amor, la simpatía y
ayuda del mundo entero. Por  esta razón es muy importante que nos esforcemos en ser alegres y optimistas, aun en  circunstancias adversas, pues de otro modo podemos encontrarnos en condiciones  desventajosas en lo futuro.
La mente subconsciente es un  factor muy importante en el desarrollo del hombre. Con cada inhalación, el aire que  aspiramos lleva consigo una imagen exacta y detallada de todo  lo que nos rodea. El más  insignificante pensamiento, sentimiento o emoción se transmite  a los pulmones, donde es  inyectado en la sangre. La sangre es uno de los más elevados productos del cuerpo vital. Las  imágenes que contiene se imprimen en los átomos negativos del cuerpo vital,  para servir como árbitros del destino humano en el estado post-mortem. Si una  persona crea una forma de pensamiento, sea de naturaleza  constructiva o destructiva, y la proyecta  fuera de sí, entonces, cuando su acción ha terminado, o su
energía ha sido gastada en  vanos esfuerzos para lograr su objeto, gravita atrás volviendo a su creador y llevando consigo  el indeleble recuerdo de su viaje. Su éxito o su fracaso está impreso en los átomos  negativos del éter reflector, y forma parte del recuerdo de la vida y actividad del  pensador, con el cual algún día ha de tropezar.
El pensador destruye tejidos en  el cuerpo denso y es un hecho bien conocido de la ciencia, el que pensamientos negativos,  destructivos, como los de miedo, sexualidad y sensualidad, agotan el poder de resistencia  del cuerpo y por lo mismo dan acceso a las enfermedades.
Las personas de una naturaleza  alegre y jovial, o las devotamente religiosas y llenas de fe y confianza en la Divina  Providencia, no crean nunca pensamientos negativos, y por consiguiente, gozan de mayor  vitalidad y mejor salud, que las sujetas a vejaciones y preocupaciones. Por medio de  pensamientos de amor, benevolencia y bondad, provocamos cualidades semejantes en otros,  y atraemos hacia nosotros a todos los que poseen estas cualidades. Este poder de  pensamiento sutil y fuerte, puede emplearse también para la curación de enfermos. Además,  es por el pensamiento abstracto, que el hombre es capaz de elevarse por encima del mundo  material y ponerse en contacto con Dios.
Si formamos pensamientos de  optimismo, de bondad, benevolencia, ayuda y servicio, entonces estos pensamientos  gradualmente dan un calor a nuestra atmósfera, de un modo que expresa exactamente todas  estas cualidades y virtudes. Y como nuestros cuerpos son construidos por la mente y  tienen una expresión de nuestra actitud mental, los mencionados pensamientos  reaccionarán sobre nuestro cuerpo físico y todo lo que nos rodea; trayéndonos salud y  bienestar material.
Esto explica el poder creador  del pensamiento. Es solamente un camino para proba r la verdad de las palabras de  Cristo, que si buscamos al Reino de Dios y Su justicia, todo lo demás nos será  dado por añadidura.
Desconozco su autor.

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