Cuando
el Ego por primera vez entró en posesión de sus vehículos en la Época
Lemuriana, no poseía ni cerebro ni laringe. Para llenar esta
deficiencia, la mitad de la fuerza sexual creadora, que antes había
sido empleada solamente para la propagación, fue entonces dirigida
hacia arriba para construir esos órganos por medio de los cuales
fuera posible producir el pensamiento y la razón, y que el pensamiento
pudiera ser comunicado a los demás. Así vemos que el pensamiento es
creador, porque fue derivado por medio del instrumento de la fuerza
creadora.
Igualmente es creadora la voz, es decir, la palabra
hablada tiene el poder de crear por la misma razón; porque tiene su
origen en la fuerza creadora. De ahí se deduce que si conservamos la
fuerza sexual, dispondremos de una mayor cantidad de poder para los
procesos de razonar, y nuestra mente se robustecerá mucho más que en el
caso de una persona que desgasta su fuerza creadora. Sin embargo, esta
fuerza debe ser usada en forma de trabajo constructivo, mental o
físico; o transformado en servicio útil a la raza humana; de otra forma
causaría molestias.
Si solamente se almacena, puede eventualmente producir disturbios mentales, emocionales o nerviosos, o sufrimientos varios.
El
pensar es un proceso muy complicado, que envuelve no solamente el
empleo del cerebro físico, sino también el del cerebro etéreo, el
cuerpo del deseo y la mente o cuerpo mental.
El
proceso es el siguiente: Nosotros mismos, como Egos, funcionamos
directamente en la sustancia sutil de la Región del Pensamiento
Abstracto que hemos especializado dentro de nuestras propias auras.
Aquí observamos el mundo exterior por nuestra cadena de vehículos y sus
facultades, que vulgarmente llamamos sentidos. De las imágenes así
creadas, formamos nuestras conclusiones respecto a las cosas
observadas, cuyas conclusiones son ideas. Por el poder de la voluntad
proyectamos una idea a través de la mente, donde toma una figura
concreta como una forma de pensamiento, vistiéndose de materia mental,
la cual saca de la Región del Pensamiento concreto. Esta forma de
pensamiento se envuelve entonces generalmente en materia de deseo, lo
cual le da más vida. Esta forma de pensamiento compuesto, puede
entonces accionar sobre el cerebro etéreo y empujar a la fuerza vital a
través de los indispensables centros cerebrales y nerviosos, hasta
los músculos voluntarios que producen la acción.
Así el pensamiento es la fuente original de toda actividad.
El efecto de pensamientos de miedo y preocupación, es muy pernicioso para el desarrollo del alma.
Las
vejaciones forman una condición, en la cual las corrientes de deseo no
se desarrollan en largas líneas curvadas, como lo hacen bajo
condiciones normales, sino que el vehículo de deseo se llena de
remolinos –sólo de remolinos en casos extremos–. Esta última condición
muchas veces impide a tales personas, hacer algo que pudiese corregir
la condición que les ha causado la vejación o el miedo. Se podría
comparar esto al estado del agua que está a punto de helarse, como
consecuencia de una temperatura descendente. El miedo que se expresa en
forma de escepticismo, cinismo y pesimismo, puede compararse a la
misma agua cuando está helada, porque los cuerpos de deseo de personas
que generalmente tienen semejantes pensamientos, son casi inmóviles, y
nada de lo que se diga o haga, parece tener el poder de alterar esta
condición.
Cada vez que uno alimenta estos pensamientos,
contribuye a helar la materia del cuerpo de deseo y construye una
cáscara azul-acero, en la cual la persona acostumbrada a fomentar
miedo y preocupaciones, se encontrará algún día encerrada y separada
así del amor, la simpatía y
ayuda del mundo entero. Por esta razón
es muy importante que nos esforcemos en ser alegres y optimistas, aun
en circunstancias adversas, pues de otro modo podemos encontrarnos en
condiciones desventajosas en lo futuro.
La mente subconsciente es
un factor muy importante en el desarrollo del hombre. Con cada
inhalación, el aire que aspiramos lleva consigo una imagen exacta y
detallada de todo lo que nos rodea. El más insignificante pensamiento,
sentimiento o emoción se transmite a los pulmones, donde es inyectado
en la sangre. La sangre es uno de los más elevados productos del cuerpo
vital. Las imágenes que contiene se imprimen en los átomos negativos
del cuerpo vital, para servir como árbitros del destino humano en el
estado post-mortem. Si una persona crea una forma de pensamiento, sea
de naturaleza constructiva o destructiva, y la proyecta fuera de sí,
entonces, cuando su acción ha terminado, o su
energía ha sido gastada
en vanos esfuerzos para lograr su objeto, gravita atrás volviendo a su
creador y llevando consigo el indeleble recuerdo de su viaje. Su éxito
o su fracaso está impreso en los átomos negativos del éter reflector, y
forma parte del recuerdo de la vida y actividad del pensador, con el
cual algún día ha de tropezar.
El pensador destruye tejidos en el
cuerpo denso y es un hecho bien conocido de la ciencia, el que
pensamientos negativos, destructivos, como los de miedo, sexualidad y
sensualidad, agotan el poder de resistencia del cuerpo y por lo mismo
dan acceso a las enfermedades.
Las personas de una naturaleza
alegre y jovial, o las devotamente religiosas y llenas de fe y confianza
en la Divina Providencia, no crean nunca pensamientos negativos, y por
consiguiente, gozan de mayor vitalidad y mejor salud, que las sujetas a
vejaciones y preocupaciones. Por medio de pensamientos de amor,
benevolencia y bondad, provocamos cualidades semejantes en otros, y
atraemos hacia nosotros a todos los que poseen estas cualidades. Este
poder de pensamiento sutil y fuerte, puede emplearse también para la
curación de enfermos. Además, es por el pensamiento abstracto, que el
hombre es capaz de elevarse por encima del mundo material y ponerse en
contacto con Dios.
Si formamos pensamientos de optimismo, de
bondad, benevolencia, ayuda y servicio, entonces estos pensamientos
gradualmente dan un calor a nuestra atmósfera, de un modo que expresa
exactamente todas estas cualidades y virtudes. Y como nuestros cuerpos
son construidos por la mente y tienen una expresión de nuestra actitud
mental, los mencionados pensamientos reaccionarán sobre nuestro cuerpo
físico y todo lo que nos rodea; trayéndonos salud y bienestar material.
Esto
explica el poder creador del pensamiento. Es solamente un camino para
proba r la verdad de las palabras de Cristo, que si buscamos al Reino
de Dios y Su justicia, todo lo demás nos será dado por añadidura.
Desconozco su autor.
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