Se dice que más del 80 % de la comunicación sucede no a través de las palabras sino a través del lenguaje corporal, la expresión facial, el tono de voz o – más sutil incluso – a través de nuestras vibraciones. Así que, al contrario de lo que podamos pensar, la parte más activa de la comunicación no está en el dar, sino en el recibir.
Suceden muchas cosas entre dos personas que creen que se están comunicando a través de las palabras. Cuando escuchamos a alguien, podemos captar lo que van a decir incluso antes de que lo digan y consciente o inconscientemente, a menudo empezamos a preparar una respuesta. Traemos a la conversación nuestras percepciones del otro, que determinan si nos comunicamos de una manera que sea auténtica, abierta y mutuamente respetuosa o lo opuesto, una comunicación en la que surgen reacciones, bloqueos y malentendidos. Si estoy pensando acerca de cómo le responderé o acerca de algún sentimiento del pasado u opinión del otro, realmente no estoy escuchando – no estoy presente para ellos.
Para desarrollar el arte de escuchar necesito revisar: ¿Vengo de un espacio de honestidad y respeto? Si es así, mi interlocutor lo captará y estará receptivo a lo que le diga. Pero si no es así, buscará protegerse a sí mismo o se preparará para resistir o alejarse. En el pasado puede que hayamos reaccionado confrontando o evitando aquellos con quienes nos sentíamos incómodos – debido a que, en realidad, no nos sentíamos cómodos con algo en nuestro interior.
Cuando nos sentimos cómodos y en armonía con nosotros mismos, entonces somos capaces de darle a otro nuestra atención completa, libre de prejuicios y criticismo y simplemente escuchar – sin necesitar ninguna aprobación, respeto o gratitud. Entonces es como si les estamos dando un regalo – y con frecuencia, suele ser el que más necesitan.
B.Kumaris
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