El wifi, el móvil... así ponen en riesgo su salud a diarioQuizá usted duerma habitualmente con el teléfono móvil sobre la mesilla, justo al lado de su cabeza, porque lo utiliza como despertador. Y quizá tiene en su cuarto una radio, un ordenador, un televisor o algún otro aparato electrónico permanentemente conectado y a la vista. Puede que incluso se haya dormido alguna vez con la televisión encendida.También es posible que alguna vez se haya sorprendido al conocer a alguien que se preocupa por los efectos de las ondas electromagnéticas hasta el punto de desconectar el router del wifi y apagar el móvil y otros aparatos electrónicos durante la noche. Puede que al escucharle haya pensado: “¡Menuda exageración!” Pero… ¿lo es realmente? Es posible que muchas de las personas afectadas por la radiación electromagnética también creyesen que no era para tanto antes de sufrir sus consecuencias en primera persona. Entre la enorme cantidad de síntomas que pueden provocar este tipo de radiaciones están la irritabilidad, cefaleas, somnolencias, mareos, alteraciones de la frecuencia cardíaca, fatiga, dermatitis y alteraciones del sistema inmunológico. Pero también problemas de salud mucho más graves como infertilidad, cáncer, párkinson, alzhéimer… Hoy en día se conocen muchos de estos casos porque sus protagonistas han denunciado que los niveles a los que se encuentran expuestos en sus casas y barrios son excesivos, y asimismo han puesto en marcha campañas para conseguir una mayor protección de su salud y de la de todos sus vecinos. Por ejemplo, en León se movilizó la Asociación Leonesa Contra las Ondas Electromagnéticas (Alcoe) para evitar que se implantase la red de internet inalámbrica en todo el espacio público de la ciudad. Este colectivo alega que las dolencias de 24.000 leoneses podrían estar relacionadas con los efectos de estas ondas electromagnéticas, según sus propios cálculos. La fatiga persistente y los dolores musculares fueron los que alertaron a Heribert Llorente, vecino de Cambrils (Tarragona), a donde se mudó hace ahora cuatro años y medio. Su casa se encuentra frente a una antena de repetición, pero en un primer momento restó importancia a este asunto. Fue sin embargo la“pesadilla continua” que vivieron él y su pareja durante meses (apatía, agotamiento, falta de descanso…) lo que le llevó a buscar desesperadamente un remedio para ese calvario. Quizá hasta ese momento nunca creyó que las ondas electromagnéticas eran realmente capaces de desencadenar tales efectos, pero ante la sospecha lo primero que hizo fue buscar a un experto. Como ya imagina, el resultado de las pruebas realizadas en su casa pone los pelos de punta: ¡vivían expuestos expuesto a 2.000 microvatios por centímetro cuadrado, una auténtica barbaridad! “Hemos instalado en la ventana más próxima a las antenas unas cortinas de microfilamentos de cobre y plata para evitar que las radiaciones entre en casa”, explica Heribert. “Básicamente, hemos protegido las posibles vías de entrada de las emisiones”. Está claro: desconocer qué implican las radiaciones electromagnéticas puede poner en riesgo nuestras vidas a diario, sin que tengamos la menor idea del peligro que corremos. Incluso aunque tengamos malestar (y quizá alguna enfermedad grave), puede que tardemos demasiado tiempo en asociar esos problemas de salud con la radiación a la que estamos expuestos en casa o en el trabajo. Eso es lo que le sucedió a una mujer de unos 60 años de edad que acostumbraba a ver la televisión cada noche con el teléfono móvil encendido sobre la rodilla derecha. Pasado un tiempo, le fue detectado un cáncer en el punto exacto en el que cada noche apoyaba el teléfono. Una vez curada, la protagonista de esta historia necesitaba saber a ciencia cierta si estos dos hechos estaban relacionados entre sí (lo que, por supuesto, suponía). Abordó al término de una conferencia a nuestro compañero Emmanuel Duquoc, que precisamente en aquella época se encontraba investigando hechos similares, y le expuso sus dudas. ¿Era aquél un caso aislado? Emmanuel tardó muy poco tiempo en darse cuenta de que no. Poco después descubría la historia de un adolescente que había desarrollado alzhéimer en cuestión de meses por dormir con el teléfono móvil bajo la almohada. ¡Un caso gravísimo! El resultado de su investigación es un amplio artículo publicado en el último número de Salud AlterNatura. En él, entre otros puntos, aborda en profundidad cómo varía el nivel de radiación al que usted permanece expuesto según el tipo de teléfono móvil que utilice, cómo afectan las hiperfrecuencias a los sistemas neurovegetativo y endocrino y todo cuanto ya se ha investigado sobre este tema y nunca ha salido a la luz. Pero, lo que es más importante, este artículo le permite entender qué riesgos conllevan los niveles de radiación que se concentran en su casa y su puesto de trabajo, por ejemplo, y qué medidas puede adoptar para protegerse. No debería seguir ignorando este tipo de riesgos, a los que expone su salud permanentemente y sin saberlo. Si quiere descubrir todas y cada una de las consecuencias que puede acarrear la exposición a las hiperfrecuencias y saber qué debe hacer para evitarlas, puede hacerlo ahora mismo y completamente gratis. :
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lunes, 19 de septiembre de 2016
El wifi, el móvil... así ponen en riesgo su salud a diario
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