jueves, 17 de noviembre de 2016

Los medicamentos perjudican gravemente la salud

Al levantarse, una pastilla, y otra más con cada comida principal. Otra más después de la cena y una última al acostarse. Si se ha acatarrado, prepare el arsenal de jarabes, gotas y píldoras. Añada otra pastilla si tiene problemas para dormir. Y otra más si está bajo de ánimo. ¿Colesterol alto? Pastillazo al canto. ¿Hipertensión? Otra pastilla más.

 

¿Exagerado? Desgraciadamente no.

Vivimos en una sociedad acelerada que busca soluciones fáciles y urgentes para todo. Y los medicamentos parecen proporcionarlas.

Los botiquines de los hogares están llenos a rebosar, los médicos despachan recetas como quien firma autógrafos y hay cola en las farmacias. Las compañías farmacéuticas, con modelos de negocio muy sólidos, no dejan de “inventar” nuevos fármacos.

Y en ese panorama quedan diluidas e ignoradas por el gran público todas las ocasiones en las que los medicamentos quedan en entredicho. Como las siguientes, por citar sólo algunos casos recientes:

  • Hace apenas unas semanas, un amplio estudio vinculó el ibuprofeno y otros antiinflamatorios no esteroideos (como el diclofenaco) a un mayor riesgo de sufrir problemas cardíacos. (1)

    La prensa apenas le dedicó un breve espacio al final de la sección de sociedad. ¿Se prescribe menos el ibuprofeno a raíz de estas últimas investigaciones? ¿Se automedica menos la gente con él ante el mínimo dolor? La respuesta es sencilla: no.
  • ¿Sabía que las personas tratadas con antidepresivos tienen una mayor tendencia al suicidio? “Claro,” –dirán muchos– “por eso precisamente toman antidepresivos”. Pues bien, un metaanálisis que acaba de hacerse público ha puesto de manifiesto que los suicidios de estas personas no se producen por culpa de la depresión que padecen, sino por los fármacos que se les prescriben.

    Inquietante, ¿verdad? Pues le aseguro que la prescripción de antidepresivos no se ha visto en absoluto afectada. El consumo de psicotrópicos sigue su crecimiento (en 14 años las prescripciones aumentaron de 26 dosis por cada mil habitantes y día a 79).
  • Y otro estudio alarmante, del que seguramente no haya oído hablar, ha identificado 21 fármacos asociados a una mayor probabilidad de fractura en personas a quienes se les habían recetado por fragilidad ósea y fisura en cadera, hombro o muñeca. Es decir, que ante una fisura, es mucho peor el remedio que la enfermedad, hasta el punto de que los investigadores descubrieron que el 76% de pacientes con fracturas óseas había tomado alguno de los 21 fármacos que les recetaron para evitarlas. 
Si estas investigaciones le ponen los pelos de punta, debe tener en cuenta que son sólo una pequeña muestra de algunas de las más recientes.

Cuantos menos medicamentos, mejor


Hágame caso: los medicamentos hay que usarlos sólo en los casos imprescindibles. Y cuantos menos, mejor.

Es esencial que tomemos conciencia de este hecho, que abandonemos la actitud pasiva y nos convirtamos en dueños de nuestra propia salud.

Mientras usted lee estas líneas, muchas personas sufrirán una hemorragia digestiva por culpa de antiinflamatorios que no eran necesarios, o una infección microbiana por culpa de la cortisona de un medicamento que no era imprescindible. Y qué decir de las enfermedades que son resistentes a los antibióticos, que causan cada vez más víctimas que se podrían haber curado con tratamientos alternativos. Son los daños colaterales de la medicina.

Tener Salud

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