¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE DORMIR BIEN?
Dormir bien no solamente permite
descansar y recuperar energía, también facilita la regeneración de
células de la piel y la secreción de la hormona del crecimiento. Los
beneficios del buen dormir siguen siendo estudiados y se sabe que la
falta de sueño puede perjudicar los sistemas inmunológico y nervioso; la
coordinación y la concentración, y desde luego, al humor.
Que duermas bien no quiere decir
que duermas horas y horas, sino que el tiempo que duermas sea de calidad
y suficiente para que recuperes tu energía y comiences con vitalidad un
nuevo día. Tu calidad de vida depende en gran medida de la calidad de
tu sueño. Investigaciones recientes han demostrado una clara relación
entre la cantidad y la calidad del sueño y el estado de la salud y la
esperanza de vida.
Al realizar tus actividades
diarias: trabajo, deporte, ocio, tu cuerpo consume energía y necesita
descanso adecuado para continuar un funcionamiento eficaz. Pero, no
siempre se duerme bien. Quizá tengas problemas para dormir, sobre todo
algunas noches, tras un día agotador y estresante.
La falta de sueño genera problemas
de salud a la mitad de la población y los especialistas estiman que
unos 13 millones de españoles padecerán a lo largo de su vida algún
trastorno relacionado con el sueño.
El número de horas de sueño que
una persona necesita depende de diversos factores, tales como la edad.
Mientras un bebé puede dormir aproximadamente 16 horas al día, las y los
adolescentes requieren alrededor de 9 horas. En el caso de la gente
adulta, se suele necesitar entre siete y ocho horas, pero esto es
relativo, porque hay individuos a quienes les basta dormir 5 horas y
otros que no pueden dejar de hacerlo durante 10 horas seguidas.
Pasamos un tercio de nuestra vida
en brazos de Morfeo. Unos 25 años, aproximadamente. Sin embargo, muchas
veces no damos al descanso nocturno la importancia que merece.
Nuestros malos hábitos de sueño influyen de forma negativa en el organismo: dolores de espalda, insomnio crónico, somnolencia diurna, gastroenteritis, hipertensión y cardiopatías son sólo algunas de las nefastas consecuencias que pueden evitarse intentando mejorar aquellos factores que influyen en la calidad de nuestro sueño.
Nuestros malos hábitos de sueño influyen de forma negativa en el organismo: dolores de espalda, insomnio crónico, somnolencia diurna, gastroenteritis, hipertensión y cardiopatías son sólo algunas de las nefastas consecuencias que pueden evitarse intentando mejorar aquellos factores que influyen en la calidad de nuestro sueño.
Conseguir mantener unos hábitos
adecuados al acostarnos es uno de los principales. Las rutinas antes de
dormir son muy importantes, ya que de esta manera acostumbramos al
cuerpo a seguir un ciclo regular. La primera recomendación es acostarse
en cuanto aparezcan los primeros signos de sueño. Procura dormir el
número de horas que necesitas. Tomar un baño caliente, un vaso de leche
templada o escuchar música tranquila son actividades relajantes que nos
ayudarán a conciliar el sueño. Intenta aparcar tus problemas personales
antes de dormir: no dejes que los conflictos laborales o familiares te
quiten el sueño.
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