Si nosotros pensáramos que la única salida a la depresión son los
medicamentos antidepresivos, Además, los antidepresivos tienen
muchísimos efectos secundarios. Durante las primeras dos semanas, casi
todos los pacientes sufren alteraciones relacionadas con la digestión y
la vida sexual, en algunos casos graves. También pueden aumentar la
tensión arterial. Y como efecto secundario permanente y frecuente, se da
la paradoja de que hacen que aumenten los pensamientos en torno al
suicidio.
A veces su médico o usted mismo considerará que no existe más remedio
que recurrir a los antidepresivos, pero yo quiero darle ahora otro
mensaje: existen soluciones sin medicamentos.
Pero tenga muy en cuenta esta precaución antes de seguir leyendo lo que
sigue: si usted está tomando antidepresivos, debe saber que bajo ningún
concepto debe interrumpir el tratamiento sin más por iniciativa propia,
pues puede ser muy peligroso y provocar síntomas todavía más graves que
los que le llevaron a iniciarlo, además de los síntomas graves del
síndrome de abstinencia (incluidas sensaciones como de descargas
eléctricas). Por lo tanto, siempre debe reducirse el tratamiento de
forma muy progresiva y bajo la atención de un médico cualificado.
Y ahora volvamos a lo que le estaba diciendo.
La depresión es una enfermedad compleja en la que intervienen factores
sociales, psicológicos y biológicos. Puede haber un acontecimiento
traumático que la precipite (como la pérdida de un ser querido, del
trabajo, una enfermedad, preocupaciones económicas...) o aparecer sin
más. Desde el punto de vista bioquímico, se caracteriza por una
perturbación funcional de los transmisores químicos del cerebro (los
neurotransmisores), en concreto la serotonina y la noradrenalina.
Además, en los últimos años los investigadores han llegado a la
convicción de que la depresión es también una enfermedad inflamatoria
asociada a una inflamación sistémica.
La alimentación desempeña un papel decisivo en la prevención y el
tratamiento de la depresión, tal y como corroboran cada vez más estudios
científicos. La clave estaría entonces en recobrar el equilibrio
nutricional que permita optimizar el equilibrio emocional que está
ausente en la depresión.
Juan-M. Dupuis
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