Todas estas afirmaciones son totalmente ciertas y hasta comprobables en el mundo de las formas, y la mayoría de nosotros tratamos de llevarlas a la práctica, sin embargo, lo que frecuentemente olvidamos es que dependiendo de nuestras energías o de la manera como vibramos es el tipo y el tiempo de respuesta que recibimos; en otras palabras: el tipo y tiempo de respuesta que recibimos son proporcionales a nuestra vibración.
La energía Reiki, como toda energía cósmica, divina, es mágica y no es un secreto que una sesión de Reiki aparte de la “sanación”, siempre nos brinda un valor agregado. La lista de beneficios puede llegar a ser muy extensa, algunos de ellos son:
– Equilibra y alinea nuestros vórtices de energías (chakras)
– Limpia y energiza nuestro campo energético (aura)
– Eleva nuestras vibraciones.
Si tomamos esto en cuenta, entonces la energía Reiki si puede ayudarnos a materializar nuestros deseos. Ejm. Podemos indicarle al paciente, que luego de la sesión se quede unos minutos pidiendo, imaginando, visualizando sus deseos, sintiendo lo que sentiría si estuviesen materializados, ya que estará en el mejor nivel vibracional para conseguir lo que desea.
En lo personal considero que es mejor hacer primero la sesión, pedirle al paciente que se relaje y deje que el Reiki haga su “magia” y luego de finalizada la sesión aprovechar ese estado de plenitud, paz y equilibrio para pedir al “Universo” aquello que se desea.
A mis hermanos iniciados en Reiki, les recuerdo que esto también nos aplica y lo podemos hacer luego de nuestro autotratamiento diario.
No puedo concluir este escrito sin utilizar las palabras de mi maestra América Zamora:
Te deseo Felicidad.
Patricia Camargo
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