La meditación es un contacto real con la parte espiritual del ser, con el yo superior.
Abajo está la diosa y arriba el dios, abajo kundaliy arriba shiva, una es la energía y otra es la conciencia, una sube como fuego y la otra baja como frescura. La energía sube, la conciencia baja.
Hay técnicas meditativas que pertenecen a la familia de la energía y otras a la familia de la conciencia. En la primera lo importante es sentir el flujo de vida activando chakras y centros específicos, hasta que el proceso del fuego interno nos conduce a la comprensión de las leyes universales. La sensación absorbe la energía de la atención y descubrimos que en el presente no podemos pensar, que pensar sólo existe en el juego del pasado y futuro.
En la segunda se trata de ser observadores del pensamiento, de contemplar el flujo de las palabras y de las imágenes (quinto y sexto chakras) sin olvidar el yo soy, sin perder la sensación de presencia por encima de la nuca, desde la parte posterior de los omóplatos.
Veamos los trece caminos de meditación de la Escuela Chrisgaia, para conocer el trabajo que podemos hacer tanto en la vía de la energía como en la de la conciencia.
1-Meditación Vipassana- Calma mental y recapitulación física. La primera etapa es Anapana o calma mental, observando el aire entrar y salir de las fosas nasales, mientras nos convertimos en testigos del pensamiento
La segunda etapa se focaliza en los recorridos corporales, poniendo la conciencia en cada una de las partes del cuerpo comenzando por la fontanela o la coronilla
Se desciende comenzando por la parte derecha del cuerpo y se asciende por la parte izquierda. Se trata de permitir que todas las tensiones, rencores y desequilibrios grabados en los huesos y las articulaciones salgan a la superficie para ser liberados por medio de la meditación.
Tanto en esta meditación como en la siguiente hemos de estar siempre atentos a la sensación global del cuerpo, a la energía que vibra a pocos centímetros de la piel y nos envuelve completamente.
2-Meditación Zen- Centramiento y poder personal de realización. La respiración se alarga al espirar, apoyando la inspiración en el plexo solar o boca del estómago y la expulsión en el bajo vientre o almacén de energía.
Sólo hay que sentarse y mirar a un punto delante de la pared a la altura de hara con los ojos entreabiertos, y estar presente en el instante sin hacer nada, sólo ser.
Los pensamientos vienen y van pero nos mantenemos en el tándem, lo que permite disolver las emociones y mantener la focalización en el eterno ahora.
Esta respiración permite liberar las angustias del plexo y convertirlas en energía pura en el vientre, con lo cual es aconsejada para cualquier persona que se encuentra inmersa en una cierta crisis emocional.
3-MeditaciónSupramental: Contacto divino con luz dorada y cristalina.
Primero hay que absorberse en el silencio e invocar el descenso de la Diosa. El trabajo inicial puede durar largo tiempo hasta que los procesos mentales se detienen completamente y aprendemos a estar en el vacío sin soporte.
En esta etapa suele utilizarse un mantra como Om NamoBhagavaté o Hrim, Shrim Krim Parameshwari Swaha.
En la segunda etapa se siente perfectamente el descenso de la energía dorada como fluyendo desde la fontanela hasta llenar el cerebro y más tarde el pecho y el vientre…
Ishwari prepara el camino; Laksmi protege y eleva la energía amorosa; Kali transmite regalos de conocimiento, paz, silencio, y Saráswati conecta con la sabiduría canalizada desde sahasrar, a nivel de sabiduría ancestral, de música, etc.
Atención a la fontanela media y especialmente al octavo chakra que se encuentra como un par de palmos por encima de la cabeza.
4-Meditación Testigo: El Recuerdo del Sí y el Halo de la visión global. Se trata de mantenerse en el mundo externo sin perder nunca el contacto con el ser interior. No sólo meditación (dentro) o acción (fuera), sino recibir las impresiones que llegan por los sentidos (lo que veo, oigo, siento, huelo) sin perder nunca el contacto con el Yo Soy.
Atentos al plexo solar (por donde entran los pensamientos grupales de la mente universal), respirando hacia el vientre. Luego llevar la conciencia hasta la zona de la nuca (y posteriormente a la fontanela) como si respirásemos por ella, mientras el aliento repite yo(inspiración) soy(expulsión).
Cada impresión visual, auditiva o sensorial que recibimos nos intenta arrastrar fuera de nuestro centro y hemos de aferrarnos a él con voluntad y atención.
Sin juzgar cada rostro que vemos, como si cada persona fuera otro yo, ni los sonidos u olores que nos llegan, el frío o el calor. Y sin dormirnos en ensoñaciones superficiales que nos apartan de nuestro objetivo de percibir de dentro a fuera. Lo abrazamos todo con la vista, el oído, la piel, hasta que nos sentimos unidos con el universo que nos rodea.
Con muchas horas de experiencia continuada, en un momento algo parece rodear nuestra cabeza, como un casco y aparece el Halo de la visión global, que nos mantiene permanentemente centrados en el ser y nos permite ver y vivir todo sin reacciones mentales y sin distracción alguna.
5-Meditación del Doble Canal: La serpiente que se muerde la cola y el equilibrio entre sentimiento y voluntad en cada uno de los chakras. Los vasos Gobernador y de la Concepción son para el taoísmo esenciales en la administración de las energías de la vida. Ambos ocupan la línea media del cuerpo, atrás la voluntad y delante el sentimiento.
Así sucede también en cada chakra, que inicialmente está representado por la imagen de un diábolo (un cuello de botella que impide el paso armonioso de las energías) ya que los aspectos voluntad y sentimiento no están armonizados, ni se han limpiado los engramas negativos acumulados en esa especial zona de influencia del chakra.
Más tarde, realizado ya el trabajo de purificación, cada chakra es como una pequeña esfera unida por un hilo o eje a los demás en una línea vertical.
El doble canal sube esencialmente por detrás al inspirar y baja por delante al expulsar, haciendo un pequeño ocho a la altura de la cabeza. El canal es, muy estrecho y exige que respiremos en Ujjayi, frenando el aliento en la garganta, como si aspirásemos un refresco por una pajita. Sube del perineo a la nuca y desde allí a la frente ,y baja subiendo primero a la coronilla y descendiendo por delante(garganta, pecho, ombligo, vientre) hasta el perineo.
Por eso representa el Ourobouros, la serpiente que se muerde la cola, y después de despertar el doble canal es justamente así como se visualiza el paso de la energía (como una serpiente enroscada)..Tanto la subida como la bajada del doble canal se divide en seis partes, de tal manera que solemos repetir el mantra OmNa-mah Shi-va-ya en cada una de estas fases.
La práctica diaria del doble canal es esencial para la salud tanto física como psíquica, y para mantener altas frecuencias en la energía disponible.
6-Meditación del Canal central: Eje cielo y tierra para el despertar del fuego de la diosa. La energía kundalini sube hacia lo alto en este grueso canal, que está situado justo delante de la columna vertebral en el interior del cuerpo, como una espiral contraria a las manecillas del reloj. Y la energía pránica desciende de la misma manera pero a favor de las manecillas del reloj.
Las seis etapas coinciden con la zona de los chakras, al inspirar del segundo al séptimo, y al expulsar del sexto al primero, repitiendo el mismo mantra Om Namah Shivaya que en la meditación del Doble canal.
Siempre la sílaba Mahestá a la altura del pecho (al subir como al bajar). La mirada en Chidakash, el espacio de la conciencia, observando el movimiento de la mente. Al principio se comienza como una kriya, cerrando esfínteres anales en cada inspiración, y la lengua en el paladar blando, pero poco a poco todo se va relajando pasando a una respiración de sueño profundo que repita So’Hamo Yo’Soy, mientras se sube y se baja por el canal.
7-Meditación Craneal: La luz y el Sonido internos en el Ojo de Shiva. ¿Quién SOY?
Ponemos la lengua en Kecharimudra (paladar blando) y sentimos como cada inspiración atrae una cierta luminosidad hacia la base de esta misma lengua (entra desde los ojos y la parte baja de la frente, desde la nuca o boca de Brahma o desde ambos lugares al unísono) y al expulsar esta energía sale por la fontanela como un surtidor que baña toda la envoltura del cuerpo sutil.
El cuerpo entero cada vez más insensible, completando el trabajo realizado con las meditaciones o kriyas del Doble canal y del Canal central.
Cada vez que tomamos conciencia de haber perdido el contacto, nos paramos un momento y golpeamos con la mano derecha la región del corazón preguntándonos ¿Quién soy yo? Inmediatamente volvemos a la meditación, muy atentos a las imágenes que llegan (a veces forman dibujos de geometría sagrada) y a la voz de la mente comparativa.
8-Meditación del Corazón: Sentimiento amoroso y paz interna. Al inspirar recogemos la energía desde la fontanela (lengua en el paladar blando) hasta la zona posterior del pecho, donde se encuentra la sede del ser psíquico o alma. Y al expulsar expandimos esa energía por la parte frontal del pecho y la irradiamos al exterior con un sentimiento de unidad y de amor incondicional.
La atención debe estar enfocada en el palpitar del corazón, que se extiende en oleadas dentro y fuera de nosotros. Cada vez que veamos o sintamos algo o alguien como separado de nosotros, hemos de unificarnos de nuevo y rodearlo con la energía del corazón.
La clave es la entrega y la confianza a la energía de la diosa, al amor como fuente primordial de comprensión y compasión por todos los seres. Del pecho salen filamentos amorosos que unen las diez mil cosas, y los sentimos como vivos y palpitantes, enlazando la creación entera y reflejando que formamos parte de la vida una.
Tú eres el dios/diosa y amas, das vida, a todo lo creado. Yo soy la soberana y divina presencia del Espíritu, el Sol invicto, que transmite la vida y la alegría en las siete direcciones.
9-Meditación del Cuerpo luminoso: Nave solar y expansión de la energía en el cuerpo causal. Comenzamos con los cuatro soportes del presente: sensación global de la energía, palpitar del corazón, sonido interno y flujo rítmico del aliento. Después tomamos conciencia del plexo solar, defendiéndolo a través de una esfera blanquecina, como un balón de baloncesto, que sobresale por delante del estómago y por detrás de las bajas dorsales. Y aquí tenemos dos caminos:
- Al inspirar nuestro cuerpo se va reduciendo de tamaño en la dirección del plexo y al expulsarnos hacemos grandes, muy por encima del tamaño normal. Así vamos respirando repetidamente hasta que al inspirar nos convirtamos en un punto de conciencia en el plexo y al expulsar abarquemos la habitación entera. Y nos quedamos ahí experimentando el cuerpo causal.
- Inspiramos desde el perineo y la fontanela y reunimos ambas energías en el plexo, para expulsar después por la boca hinchando una gran burbuja que nos rodee a metro y medio de distancia de la piel. Se repite las veces necesarias hasta que la burbuja queda hinchada del todo, y nos vemos sentados en meditación, con esa gran envoltura alrededor.
10-Meditación de fusión en el pecho: El poder de las aguas y el vacío consciente.
Se trata de aprender a ser uno con lo que observamos, especialmente con los fluidos y el agua en particular.
Primero limpiar los sentimientos personales mientras te dejas ser vulnerable y sensible, liberar el dolor y el miedo, y dejar que la esencia del agua lave estas emociones con esencia amorosa hasta que las sane. Lanzar filamentos desde el pecho para convertirnos en un flujo constante y cambiante, como una cascada que cayera continuamente desde lo alto de nuestra cabeza o un arroyo que limpiara nuestros desechos y suciedades.
Esa es la luz electrónica, la energía de lashakti, una cascada inagotable que no podemos encender ni apagar, que fluye sin descanso como la luz del sol. El proceso continua hasta ser capaz de llenar plenamente nuestro corazón de luz líquida, viscosa y etérica, capaz de sanar cualquier alteración y de contagiar el amor impersonal por todos los seres.
Recuerda que tus sentimientos y sensaciones pueden ser proyectados dentro de cualquier concepto o entidad, si focalizas tu intención en ello. Las fibras o sensores del corazón se pueden extender a voluntad a tu alrededor. Siente las cosas sin tocarlas físicamente, hasta que te conviertas en la llama de la vela o en el sol que estás observando al amanecer o atardecer. Así podrás sintonizarte con el fuego, el agua, las nubes, las montañas o la niebla. Perder la forma humana es poder convertirnos en cualquier otra de las infinitas formas del universo, y por eso es una gran realización unida al ascenso de la kundalini.
Desapegarnos, vaciarnos de nosotros mismos y convertirnos en cualquier objeto o entidad posible. Ser receptivos al mundo y sentirse el mundo, convertirse en otra persona a través de la observación de su plexo solar, unificar las auras y sentir la fusión, pensar con el cerebro del otro, etc.
11-Meditación Mantra: Silencio verbal y puerta al misterio. Los sonidos sagrados de la antigüedad, a veces llegados de los tiempos prevédicos, siguen estando vivos en el corazón de decenas de miles de practicantes, especialmente en Oriente.
Estos sonidos han sido cargados por millones de buscadores del espíritu, devotos, meditadores y yogis, y aún conservan su fuerza y su capacidad para atravesar las fronteras entre las dimensiones del ser.
Podemos repetir un mantra cien mil o un millón de veces, siguiendo los consejos de quien antes haya sido guiado para atravesar esa experiencia, tanto para elegir el propio mantra y matizar sus sonidos, como para determinar el tipo de trabajo meditativo a realizar con él.
Mantra en voz alta o cantado, mantra murmurado con labios o lengua (upanshu japa), mantra silencioso (manasik japa). Se trata de penetrar en el vacío mental, de detener el mundo, y de atravesar los estados ordinarios de la conciencia para alcanzar el samadhi con soporte.
Todas las células cantan al unísono el mismo mantra y el mental celular deja de formular refranes, de manifestar miedos continuos o de expresar obsesiones sin resolver.
El mantra silencioso puede ser respiratorio (dividido en dos partes, al inspirar y expulsar, como So y Ham), o repetitivo al margen del aliento, de tal manera que lo repites sin descanso y a cierta velocidad, al margen de tus ritmos respiratorios.
En la sadhana se trata de que cada día, a lo largo de seis o doce meses, repitas entre veintisiete, cincuenta y cuatro o ciento ocho malas (cada uno con ciento ocho cuentas, que equivalen a cuatro veces el ciclo lunar).
12-Meditación activa: Conciencia en lo cotidiano y acción lúcida. Antes o después la meditación tiene que dejar de ser algo técnico y especial que se realiza en intensivas de varios días, o en horarios protegidos nada más levantarse de la cama, para penetrar en la vida cotidiana y elevar la frecuencia de los actos comunes y de las relaciones sociales.
Estar en el presente mientras hablamos con otros, sin convencerles de nada ni dejarse manipular; realizar el trabajo manual sin perder el contacto con el yo soy; mantener la alerta lúcida mientras las emociones se disparan alrededor y no dejarse arrastrar por los gustos o disgustos, las suspicacias o los prejuicios.
Para conseguirlo se utilizan algunas de las armas ya expuestas en las meditaciones realizadas en inmovilidad. La conciencia del aliento, la repetición del mantra, la atención al cuerpo, la presencia detrás de la nuca, las sensaciones que se producen en las manos, son algunas de las maneras de estar consciente en medio de la actividad laboral, en las conversaciones con los amigos, al hacer deporte, con la azada en la huerta, cuando salimos de compras o vamos a ver una película.
13-Meditación de disolución: No tiempo, no espacio. Allá en el centro del corazón se esconde el sancta santorum, la chispa divina que yo soy.
Y repentinamente el corazón se activa retirando toda la energía del cuerpo, desde los pies a la cabeza. Me dejo aspirar por ese agujero negro que lo absorbe todo a gran velocidad, como si fuera un guante de goma y me dieran la vuelta, tirando de mi cabeza para atrás, elevándome en el aire, y metiéndome a presión en las estancias internas del corazón. Hasta experimentar el vacío consciente.
No un silencio impersonal y desapegado, sino una nada en la que puedo existir como individuo liberado, un mundo nuevo y desconocido que tiene su portal de paso en el palpitar del corazón y en las pasadizos secretos del corazón físico.
Allí no hay tiempo ni espacio, pierdes las referencias, descansas en una nada luminosa que tiene su sede en el interior del corazón. Es necesario añadir que cuando el corazón está activado manifiesta su esencia de amor incondicional, calmante y vigorizadora, que tiene la cualidad del agua.
Así llenamos el pecho con este flujo de vida que transmite plenitud y felicidad, ajena a las cosas externas.
Respira amor y que tus pulmones sean extensiones de tu corazón. Los sentimientos se vuelven radiantes y de un blanco cristalino, hasta que el corazón aumente su condensación de luz y amor, su viscosidad, y se convierte en luz líquida. Y esta luz se convierte en cascada y se extiende a tu alrededor, objeto a objeto y persona a persona…
Luego la luz líquida se vuelve dorada, asume los doce aspectos de la luz blanca y es el momento de abandonar toda sensación del aliento, hasta que casi desaparezca. Te fundes en la luz líquida y activas finalmente el cuerpo de luz.
Si quieres conocer más a fondo cada una de las 13 vías de la meditación te recomendamos el libro “Cabalgando al dragón del vientre” de Emilio Fiel
Tiskelate
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