Los ejercicios espirituales no son gran cosa por sí mismos. Sólo son
verdaderamente eficaces y benéficos si son ejecutados a la luz de una
enseñanza que dé conocimientos sobre el mundo invisible, los diferentes
seres que lo habitan, las leyes que lo rigen y las fuerzas que circulan
en él. Y más importante todavía, una enseñanza espiritual que revele
cómo está construido el ser humano, cuáles son en él los órganos, los
centros sutiles gracias a los cuales puede entrar en relación con las
regiones luminosas del espacio. Pero ni siquiera esto es suficiente. El
que ha recibido este saber, debe decidirse a cambiar su manera de vivir,
a sacrificar las actividades y costumbres que contradigan los objetivos
de la Ciencia iniciática.
Ahí tenéis lo esencial, tomadlo en consideración. No os limitéis a
una comprensión intelectual de la espiritualidad, sino procurad adquirir
la comprensión verdadera, esta comprensión que invade el cuerpo entero
hasta la más mínima célula. Cada ejercicio tomará entonces para vosotros
un verdadero sentido, os iluminará y os reforzará.
¡Que los humanos modifiquen su opinión sobre la naturaleza y
modificarán su destino! Si piensan que está viva y es inteligente, que
las piedras, las plantas, los animales, las estrellas, están vivos y son
inteligentes, ellos mismos se volverán más vivos y más inteligentes. La
naturaleza es el cuerpo del Creador. Por eso, no sólo deben mostrarse
atentos y respetuosos con ella, sino que deben acercarse a ella con un
sentimiento sagrado.
En realidad, sea cual fuere la manera en que los humanos se
comporten, esto no cambiará gran cosa para la naturaleza: todas las
agresiones que le infringen sólo son pequeñas pérdidas, pequeñas heridas
en este inmenso cuerpo cuyos límites ni siquiera conocemos; pero son
ellos, los humanos, quienes se destruirán primero. En cuanto a la
naturaleza, una vez liberada de estos insensatos, se restablecerá: ¡la
naturaleza tiene recursos! Es pues por las consecuencias que su actitud
tendrá sobre ellos mismos que los humanos deben mostrarse respetuosos
con los animales, con las plantas, con las piedras. Su conciencia ganará
en profundidad y se enriquecerán con toda esta vida que respira y vibra
a su alrededor.
Pensad en todas las entidades que pueblan el universo, desde las
profundidades de la tierra hasta las estrellas, y esforzaos por comulgar
cada día con ellas. Sólo con el amor podéis llegar a esta comunión. Si
amáis la naturaleza, la oís hablar dentro de vosotros, vivir en vosotros
porque vosotros sois también una parte de la naturaleza.
¡Cuántos dicen que no tienen tiempo para dedicar a los ejercicios
espirituales! Por la mañana deben ir a trabajar, antes incluso de salir
de casa ya tienen muchas cosas que hacer, y cuando vuelven por la noche
sucede lo mismo… Pues bien, puesto que no tienen ni siquiera unos
minutos cada día para estar en la armonía y la luz, seguro que los
tendrán para vivir en las turbulencias, los desórdenes y las tinieblas.
Si hay algo que con toda seguridad ocurre en la vida, es que a veces
estemos tristes, decaídos y desanimados; y lo que no es tan seguro es
que estemos felices, fuertes y serenos. ¿Por qué? Debido a esta frase
que todos tienen en la boca: «¡No tengo tiempo!» He ahí una forma cómoda
de justificar la pereza y la inercia. Ni un minuto para recogerse, ni
un minuto para decir al menos una oración o hacer un ejercicio con el
fin de volverse más resistente, más iluminado… ¿Qué destino se preparan
de esta manera? En realidad, cuántas veces pierden su tiempo. ¡Qué
aprendan a ganarlo! Y lo ganarán precisamente cuando comprendan que si
consagran cada día unos momentos en contactar con la luz, ello les
evitará cometer errores que, para repararlos, necesitarían mucho tiempo.
Pensáis que es imposible aportar la luz y la paz a todos los humanos
de la tierra, ¡son tan numerosos! Si presentáis la cuestión de esta
manera, tenéis razón, desde luego. Pero cuando se conocen ciertos
métodos, esto es posible.
Intentad, por ejemplo, de imaginar a la humanidad como un solo ser.
Sí, imaginad al mundo entero como un ser que está ahí, cerca de
vosotros, y que le tendéis la mano dándole mucho amor… Las pequeñas
partículas que se escapan entonces de vuestra alma, se van en todas
direcciones por el espacio y se derraman sobre todos los humanos,
inspirándoles pensamientos y sentimientos más generosos, más
fraternales. Lo que hacéis para este ser que os imagináis, va a llegar,
de esta manera, a los hombres y a las
mujeres de toda la tierra. Si
fuésemos cientos, miles haciendo este ejercicio, un soplo nuevo, un
soplo divino pasaría a través de todas las criaturas y, un día, ellas
también se sentirían transportadas por un ideal de luz y de paz.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
Todavía no puedo creer que no sé por dónde empezar, me llamo Juan, tengo 36 años, me diagnosticaron herpes genital, perdí toda esperanza en la vida, pero como cualquier otro seguí buscando un cura incluso en Internet y ahí es donde conocí al Dr. Ogala. No podía creerlo al principio, pero también mi conmoción después de la administración de sus medicamentos a base de hierbas. Estoy tan feliz de decir que ahora estoy curado. Necesito compartir este milagro. experiencia, así que les digo a todos los demás con enfermedades de herpes genital, por favor, para una vida mejor y un mejor entorno, póngase en contacto con el Dr. Ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com, también puede llamar o WhatsApp +2348052394128
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