La depresión es una forma de mirar la vida, una forma que nos
enseñaron o una forma que aprendimos a utilizar en algún momento y que
al aprenderla, queda establecida como una ruta que se vuelve a utilizar
para otras situaciones posteriores. Esta manera de mirar la vida se
convierte en un hábito.
Dependiendo de cuán arraigado se encuentre éste hábito, puede ser
mas o menos accesible la posibilidad de dejar de utilizarlo. Esto
dependerá de cuánto tiempo lo hayamos estado utilizando y de cuán
distanciada se encuentre nuestra visión de la verdad.
La verdad es que el universo tiene muchas posibilidades para ti,
pero si te sientes depresivo, sentirás que no es así. Posiblemente te
sientas atrapado y sin salida, pero eso es solo un alejamiento de la
verdad. Y te digo esto sabiendo que puede sonarte a mentira, porque yo
estuve allí. Pasé muchos años de mi vida en una profunda depresión que
me hacia ver la vida sin color. Y lo digo en forma literal, porque
cuando comencé a sanar, comencé también a observar que los colores de
las cosas eran más vivos, más intensos y más brillantes.
La medicina receta medicamentos para normalizar los químicos que
de manera natural produce nuestro cerebro en un estado normal. Sin
embargo, puedes considerar la posibilidad de que tu cerebro vuelva a
generar esos químicos de manera natural cuando restablezcas la visión
más cercana a la verdad que te sea posible.
¿Qué tan difícil resulta esto?
Este proceso no es difícil siempre y cuando encuentres la manera
de ordenar tus ideas y hacer el cambio de las creencias que te tienen
convencido de que no existen salidas. Estando en un estado de depresión
sentirás que esto no es fácilmente alcanzable por tus propios medios y
tienes razón al pensar eso.
Si tienes una visión que se aleja de la verdad, existen muchas
probabilidades de que todos los intentos que hagas te sigan llevando por
ese mismo camino a menos que encuentres un modelo que te demuestre lo
contrario.
Cuando queremos cambiar, o mejor dicho, cuando queremos soltar
alguna creencia limitante, en el área que sea, necesitas un modelo de
referencia para poder advertir y reconocer en ti mismo la posibilidad de
mejora. Si no tienes acceso a ese modelo, que es nuevo para ti, tendrás
dificultades para poder hacer ese cambio.
Si te estás sintiendo deprimido, es importante para ti abrir la
puerta a una posibilidad de mejora. Sé que justamente, éste es el mayor
inconveniente en este estado. Aceptar que existen posibilidades estando
en medio de una depresión es todo un desafío. Pero quiero que recuerdes
que no naciste así.
Recuerda cuando eras niño o adolescente. En tu memoria tiene que
existir algún recuerdo de un estado mejor que el que tienes hoy. Acude a
ese recuerdo y recupéralo para restablecer la esperanza. Todo se trata
de volver a tener esperanza.
Ten presente, que si no hubieras vivido donde viviste, si no
hubieras estado expuesto a lo agresivo de tu ambiente, tu vida seria
distinta, porque todo eso explica que ahora te encuentres así. Si
consigues advertir que solo se trata de un mecanismo que has utilizado y
que puedes dejar de utilizar ahora, tu vida puede dar un gran giro.
Puedes levantarte al dejar ese hábito que aprendiste en el
pasado, que no te hace sentir bien, que te encierra y te hace perder tus
días sin que puedas estar en paz y tranquilo.
No existe ningún hábito que no podamos abandonar y la depresión
es uno de ellos. Necesitas refrescarte, hacer algunos cambios,
conectarte con lo que realmente eres y tomar el control de tus ideas.
Puedes utilizar tu consciente para reprogramar tu subconsciente que
almacena una ruta que no te ayuda.
No se trata de solo colocar ideas positivas en tu mente. Se trata
de reubicarte en la verdad de lo que eres y soltar las erradas ideas
que hasta hoy has sostenido sobre ti.
Puedes hacerte acompañar por personas que han podido hacer este
proceso con éxito. Ellos saben lo que estás experimentando. Yo soy una
de esas personas. He debido recorrer la senda de mi sanación de la
depresión y además me he preparado como coach para ayudar a otros a
conseguirlo, porque no basta la buena intención.
Hay un procedimiento adecuado que puede acelerar ese proceso y no
es algo que encuentres en cualquier parte. ¿A cuántos psicólogos has
ido? ¿Te han ayudado realmente?. Quizás sí. Pero si no has tenido esa
suerte, puedes intentar con un coach que lo ha practicado personalmente y
con éxito.
Patricia González
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