“Considera a tu artritis como algo parte de tu historia, no como tu historia completa”
La resiliencia es un término que proviene de la física y se refiere a la capacidad que tiene un material de recobrar su forma original después de haber estado sometido a altas presiones.Las ciencias humanas comenzaron a utilizar este término para definir a la capacidad que tiene una persona para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas o incluso ser transformada por ellas.
Resiliencia no sólo es sobrevivir, es prosperar y crecer frente a los obstáculos de la vida.
Una persona con resiliencia es fuerte y continúa con su vida a pesar del dolor, la pena, la ira y muchos sentimientos negativos que pudieran surgir de la adversidad.
El desarrollo de la resiliencia es especialmente importante para las personas con enfermedades reumáticas, pues les permite seguir con su vida a pesar de los obstáculos y dificultades que involucra su enfermedad.
Robert J. Wicks, autor del libro Bounce: Living the Resilient Life (Vivir la Vida Resiliente), señala que “La resiliencia es la diferencia entre considerar a la artritis como una parte de tu historia o convertirla en tu historia completa”
Son varias las investigaciones que han demostrado que las personas con estas enfermedades, que muestran niveles más altos de resiliencia, tienden a recuperarse más rápido, manejar mejor el dolor, son menos susceptibles a la depresión y la ansiedad crónica, y tienen mejores resultados de salud general que aquellos que demostraron menor resiliencia.
Tengamos en cuenta que la resiliencia permite reducir los niveles de estrés, el cuál se sabe, exacerba el dolor.
Un estudio publicado en la Revista de Psicología Clínica Consultoría y examinó a 300 mujeres con Artritis Reumatoide y se encontró que las que obtuvieron altos niveles de resiliencia reportaron menos dolor relacionado con su enfermedad que aquellas con puntuaciones más bajas.
Un estudio publicado en la revista Annals of Behavioral Medicine examinó a 275 pacientes con artrosis de rodilla y encontraron que los que presentaban la mayoría de las características relacionadas con la resiliencia fueron también los más propensos a mostrar la auto-eficacia, por ejemplo, tomar la iniciativa de consultar a un médico o hacer ejercicio con regularidad. También informaron menos dolor y una mayor capacidad para realizar las actividades diarias en comparación con los participantes del estudio menos flexibles.
Una persona con Artritis Reumatoide y con poca resiliencia, que esté experimentando un brote piensa: “Pfff… no puedo hacer nada”, “Mi médico no me está ayudando”; una persona bajo la misma situación, pero que tiene un alto nivel de resiliencia piensa: “¿Cómo podré mejorar mi situación?”, “¿Qué puedo hacer para moverme de nuevo?”, “¿Qué cosa puedo hacer que antes no he intentado?”
El que una persona con alguna enfermedad reumática posea resiliencia, va más allá del hecho de que esté aceptando su enfermedad: no sólo la acepta, sino que la asume como una situación que debe superar constantemente. De esta manera no se está dando por vencida, ante algo que es “irremediable”, no se deja tumbar ante ella ni permite que interfiera en la obtención de sus metas, necesidades y deseos personales.
¿SE NACE O SE HACE?
Los expertos coinciden que algunas personas son naturalmente “resistentes”, es decir, poseen innatamente la resiliencia, pero muchas investigaciones han logrado demostrar que la resiliencia también se puede desarrollar y perfeccionar con el tiempo.
A continuación te mostramos los 7 pilares o caminos que, de acuerdo a los esposos Wolin, necesita una persona para desarrollar la capacidad de resiliencia:
1. Introspección o Insight. Es una actitud donde la persona se observa a sí misma; es la capacidad para examinarse internamente, plantearse preguntas difíciles y darse respuestas honestas sobre sí mismo y su propia situación. Se le considera una manifestación de resiliencia porque permite encontrar múltiples significados a los problemas y descubrir lo que se puede aprender de ellos.
2. Autonomía o Independencia. Es la capacidad de mantener distancia física y emocional con respecto a los problemas, sin caer en el aislamiento. Implica la conservación de la propia identidad, valores, sentimientos y sueños.
3. Interrelación o Interacción. Es la capacidad de crear vínculos íntimos, fuertes y equitativos con personas con quienes se sabe se puede contar en los momentos difíciles. Implica compartir y expresar a las personas las propias necesidades, expectativas y sentimientos; pero también es saber escuchar, ponerse en el lugar del otro y aceptarlo tal y como es, sin quererlo cambiar o depender de él.
4. Iniciativa. Es la capacidad de asumir los problemas y hacerse cargo de ellos. Una persona con iniciativa busca los recursos y las oportunidades que necesita para poner a funcionar las ideas que se le ocurren y no se detiene fácilmente ante los obstáculos que se le presentan.
5. Creatividad. Es la capacidad de crear orden, belleza y objetivos a partir del caos y el desorden. Una persona creativa idea alternativas y caminos de salida ante la adversidad que enfrenta. Por ejemplo, los niños suelen jugar a aquello que les causa temor, dolor o ira, lo que les da la posibilidad de darle un nuevo giro a los hechos dentro de su mente, y esto después se traduce en nuevas actitudes y conductas frente a su realidad difícil.
6. Humor. Es la capacidad de hallar en la tragedia lo cómico. Es encontrarle el lado divertido a una tragedia y reírse de sí mismo. Generalmente es la manifestación de que la adversidad ya ha sido superada. No debe confundirse con la ironía o el humor ofensivo. Te recomendamos ver la película Patch Adams, donde se ejemplifica claramente este tipo de humor.
7. Ética o Moralidad. Es la capacidad de interiorizar valores que impliquen el bienestar individual y colectivo. Implica desear a otros el mismo bien que se desea para sí mismo. Tiene que ver con la capacidad de darle sentido a la propia vida en cada momento a pesar de cualquier situación. Es el deseo de una vida personal amplia, satisfactoria y con riqueza interior; saber discriminar entre lo bueno y lo malo.
Haz a la resiliencia parte de tu vida. Conócela, practícala, asúmela ¡Hazla tuya!
Escucharás muchas veces a la gente decir que “tienes que ser más optimista” pero es difícil cuando no te dicen cómo hacerlo. Deseamos que te sirvan estos 7 pasos, que son más realistas y mucho más fáciles de comprender.
¿Y tú, tienes resiliencia?
Artricenter, mejoramos sin dañar.
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