Abandonar la década de los 30 significa que comienza una nueva etapa marcada por una vorágine de cambios físicos y psicológicos. Aumento de peso, flacidez, problemas intestinales... Son algunas de las nuevas situaciones a las que nos debemos enfrentar. Para ello contamos con un gran aliado: la alimentación.
Toma un puñadito de almendras
Dos de los cambios más relevantes que experimentamos a partir de los 40 es el descenso de los niveles de estrógenos y de la velocidad con que quemamos calorías. Esto hace que se incrementen los depósitos de grasa en el vientre, el riesgo cardiovascular y la diabetes.
Para combatir estos efectos puedes tomar un puñadito de almendras al día. Su contenido en grasas saludables tiene la capacidad de reducir el colesterol "malo" (LDL).
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