Suele decirse que la caridad comienza en casa. Sin embargo, a veces, parece más fácil dar algo a las víctimas de un lejano país que brindar tiempo y energía a los que tenemos cerca.
No siempre nos resulta sencillo respetar a quienes no se respetan a sí mismos, tratar a los más jóvenes con la misma delicadeza que mostramos con los mayores.
Y, respetar nuestro propio ser puede ser aún más difícil. El primer paso es hablarme en silencio de un modo afectuoso.
Cuando cometo errores debo alentarme y tomarme tiempo para meditar en las cosas más hermosas de la vida: El amor por la humanidad, el respeto hacia los amigos y la familia, y el supremo amor de Dios, presente en el corazón del universo.
No siempre nos resulta sencillo respetar a quienes no se respetan a sí mismos, tratar a los más jóvenes con la misma delicadeza que mostramos con los mayores.
Y, respetar nuestro propio ser puede ser aún más difícil. El primer paso es hablarme en silencio de un modo afectuoso.
Cuando cometo errores debo alentarme y tomarme tiempo para meditar en las cosas más hermosas de la vida: El amor por la humanidad, el respeto hacia los amigos y la familia, y el supremo amor de Dios, presente en el corazón del universo.
B.Kumaris
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