Puede parecer inútil hablar sobre la paz cuando todo lo que vemos a nuestro alrededor sigue estando en un estado de intranquilidad. Es esto lo que nos lleva a la necesidad de encontrar nuestra propia fuente de paz.
Considera cómo viven las flores: Algunas también viven en ambientes de intranquilidad, teniendo que tolerar la contaminación y decadencia de la naturaleza. Sin embargo, ya sea que se encuentren en la acera de una calle congestionada o cerca de los pantanos, en el desierto, en las laderas de las montañas más altas o entre las espinas; las flores son eternamente bellas, alegres y fragantes. No es casualidad que las flores se ofrezcan en todas las ocasiones, incluso en las circunstancias más tristes. Las flores son imágenes de paz y tranquilidad, es su naturaleza.
Nosotros también somos como flores. En este jardín cotidiano, de correr y prisas, también nos amenazan la polución y las circunstancias degradadas. Siendo flores podemos vivir en nuestro estado natural de paz, esparciendo fragancia a nuestro alrededor.
Cuando nos damos cuenta de que la naturaleza original del alma es la paz, podemos unirnos a Dios, quien es el Océano de paz; y así, nos convertimos en la personificación de la paz… una flor viva y pensant.
B. Kumaris
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