Los que recorremos el sendero espiritual deberíamos tener la meta de aprobar con honores. Esto significa que la comprensión y el poder espiritual de Dios se han asimilado tan bien que ni un solo desafío de la vida se afronta sin ecuanimidad o verdad. El corazón es misericordioso y altruista, nunca se apena ni causa tristeza. Los sentimientos son puros, es decir, libres de necesidades o expectativas, y estos sentimientos puros se comparten en abundancia con los demás.
Y no habremos conseguido esto convirtiéndonos en ermitaños y alejándonos de la vida cotidiana, sino permaneciendo completamente en el mundo.
Ahora es el momento de convertirnos en tal exitoso estudiante de la vida. No deberíamos dudar de nosotros mismos. Nuestra propia determinación nos dará la fortaleza para avanzar y progresar. Tengamos fe en esto y prosigamos en el camino.
B.Kumaris
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