En el primer hospital donde trabajé observé que llegaba un número
considerable de personas que habían intentado suicidarse. Demasiadas.
¿De qué edades?
De
todas las edades, pero muchos jóvenes. Se iniciaba la década de los
ochenta y decidí estudiar el tema, incluso le propuse al gobernador del
estado crear un centro de prevención del suicidio, y estuvo de acuerdo.
¿Cómo es eso?
La
prensa le cuestionaba porque achacaban el elevado número de suicidios
al malestar social. Así, en el año 2000 inauguramos el centro de salud
mental Agua Clara, destinado a prevenir el suicidio. Pero una vez
abrimos las puertas empezaron a acudir una gran cantidad de personas con
problemas de depresión, angustia, ansiedad...
Y no les cerraron las puertas.
¿Cómo
iba a hacer eso? Busqué todas las técnicas y recursos posibles para
ayudar a esas personas de la manera más rápida y efectiva y topé con la
meditación, que no formaba parte de las estrategias terapéuticas.
¿Por qué recurrió a ella?
La
terapia que realizamos, la Gestalt, utiliza disciplinas orientales, y
ya en México nuestros ancestros, los aztecas, un pueblo de una elevada
espiritualidad, meditaban. Años de experiencia me han servido para
comprobar que la meditación es de gran ayuda para afrontar problemas
psicológicos.
Cuénteme.
Todo el mundo
sabe que la meditación consigue modificar algunos signos vitales, como
la reducción de la frecuencia cardiaca, la atenuación del ritmo
respiratorio, la lentificación del flujo sanguíneo y una elevación
considerable de los umbrales del dolor, el frío, el hambre y la fatiga.
Todo esto ha sido ya medido y comprobado.
Pero
lo que ya es más curioso es que provoca cambios profundos en la
personalidad: el violento se torna tranquilo y el angustiado se vuelve
sereno, y eso significa cambios profundos en el interior de las
neuronas.
¿Cambios en las neuronas?
Sí,
las investigaciones más recientes, las últimas realizadas en la
Universidad de Wisconsin, se centran en los cambios que la meditación
produce en las enzimas, en el interior del ADN. Eso que nosotros hemos
comprobado clínicamente.
¿Que la personalidad se puede transformar?
Sí.
Hemos efectuado talleres en los que se combinan la psicoterapia Gestalt
y la meditación en niños de 9 años con TDAH, y los chicos redujeron su
hiperactividad y mejoraron la atención.
¿Fue un estudio clínico?
Sí, realizado durante un año escolar en la ciudad de Aguascalientes, con alumnos de cuarto grado de primaria.
Se fue animando y acabó llevando la meditación a las cárceles.
Realizamos
otro estudio con presos sentenciados a largas condenas, casi todos
ellos por delitos graves, como homicidio o narcotráfico, y que habían
manifestado su deseo de suicidarse. El resultado fue excelente. Y
también el que obtuvimos con adolescentes y jóvenes de barrios
violentos.
¿Por qué hay tanta violencia en su país?
El
principal problema es la violencia intrafamiliar, que se inicia con la
agresión a la pareja, después a los hijos y después a toda la sociedad.
La cadena suele ser peleas entre los cónyuges, maltrato a los hijos y,
en consecuencia, violencia en el colegio, la sociedad, depresión,
adicciones y, finalmente, a menudo, el suicidio.
Hará falta un tratamiento social.
Estoy proponiendo a las autoridades que la meditación se convierta en un recurso de salud pública.
¿Cómo reaccionan esos jóvenes violentos ante la meditación?
Eran
chavales de barrios muy violentos que ya habían sido detenidos por la
policía varias veces y les ofrecimos la posibilidad de sustituir las
sanciones por talleres de modificación de conducta. Conseguimos cambios
en su personalidad tras un año de trabajo de meditación en movimiento.
No debe de ser fácil que la gente se avenga a meditar.
Es
muy difícil, porque tenemos unas estructuras legales muy rígidas y la
mayoría de las personas, tanto juristas como reos, jóvenes como adultos,
asocian la meditación con temas metafísicos y poco convincentes. Cuesta
mucho trabajo convencerlos.
Sin embargo, los resultados están ahí.
Sí,
y hoy hay cientos de investigaciones absolutamente solventes que
demuestran que la meditación reduce el miedo, el estrés y la ansiedad
porque disminuye la expresión de genes proinflamatorios y la actividad
de la amígdala.
¿Es cierto que aumenta la memoria?
Estudios
muy recientes afirman que la meditación consigue un aumento de la
concentración de neuronas en regiones cerebrales como el hipocampo
izquierdo, relacionado con el aprendizaje, la concentración y la
memoria. Hay que seguir investigando.
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