La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto en el punto de mira a las enfermedades no transmisibles (ENT), es decir, las que no están causadas por virus o bacterias, sino que tienen su origen en el estilo de vida. (1)
Obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, ictus, enfermedades respiratorias crónicas, enfermedades gastrointestinales o cáncer son las grandes epidemias de nuestra época y causan la muerte prematura de 16 millones de personas al año en todo el mundo. Esto equivale al 63% de todas las muertes, es decir, más que todo el resto de causas de mortalidad juntas. Según la OMS, todas estas muertes serían evitables si los Estados adoptaran las medidas de prevención adecuadas.
¿Los Estados? El papel de la OMS, como organización dedicada a la promoción de la salud a nivel mundial (pertenece a la ONU), traslada la responsabilidad de evitar estas enfermedades no transmisibles a cada uno de los países. A sus gobernantes, vaya, que son quienes diseñan las políticas sanitarias.
Al trasladar a los países la necesidad de poner coto a las enfermedades no transmisibles, la OMS se centra en el impacto que tienen no sólo en las personas que las sufren, sino también en las economías de los países, por el alto coste que tiene su tratamiento y la falta de productividad que supone la enfermedad y muerte de población a edades tempranas. “La situación es muy seria”- decía la OMS ya en 2011 al hablar de este tema- “y si no se toman medidas urgentemente, la creciente carga económica asociada a estas enfermedades alcanzará niveles que superarán incluso los medios con que cuentan los países más ricos del mundo para manejarlas”.
Por eso la OMS hace hincapié en que los Estados se concentren especialmente en “medidas costoefectivas” (es decir, medidas de bajo coste pero de alta eficacia). Y de entre todas ellas, recomienda como las mejores las siguientes:
- Proteger a las personas del humo del tabaco y prohibir fumar en lugares públicos.
- Avisar sobre los peligros del tabaco.
- Imponer prohibiciones sobre la publicidad, la promoción y el patrocinio del tabaco.
- Aumentar los impuestos sobre el tabaco.
- Restringir el acceso al alcohol vendido al por menor.
- Hacer cumplir la prohibición de la publicidad del alcohol.
- Aumentar los impuestos sobre el alcohol.
- Reducir la ingesta de sal y el contenido de sal en los alimentos.
- Reducir las grasas trans de los alimentos con grasas poliinsaturadas.
- Sensibilizar a la población acerca de la alimentación y la actividad física, en particular a través de los medios de comunicación.
Y ahora déjeme hacerle una pregunta: ¿de verdad usted quiere poner su salud y la de los suyos exclusivamente en manos de sus gobernantes?
Por supuesto que esperamos de ellos que gestionen correctamente los sistemas de salud y que pongan en marcha medidas que beneficien a todos. Pero a mí francamente me sabe a poco que a estas alturas intenten convencerme de que el tabaco es malo, o el abuso del alcohol, o la vida sedentaria… Yo personalmente prefiero ir por delante en lo que concierne a mi propia salud y a la de los míos (y también a la de todos mis lectores).
Pues bien, le voy a decir algo muy importante: es usted y sólo usted quien de verdad tiene en sus manos la posibilidad de cambiar la incidencia de estas enfermedades en su propia vida.
Y no tendrá que esperar 10 años para ver los resultados (2025 es la fecha que se ha marcado como objetivo la OMS para reducir las muertas ligadas a las ENT en un 25%), sino que si sigue el camino correcto lo logrará de forma inmediata. Porque nuestro organismo es agradecido, y de la misma forma que sufre, enferma y muere si lo agredimos, él mismo se transforma en el motor de su propia salud si lo alimentamos y tratamos de la forma correcta.
Tener salud
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