El sistema cósmico de los celtas estaba formado por tres discos superpuestos.
El disco superior, el Guynwed, es la tierra de la felicidad absoluta,
una especie de paraíso donde no existe la enfermedad o el dolor ( podría
tratarse de la mítica isla de Ávalon, la isla de las manzanas, descrita
con profusión de detalles en el Ciclo del rey Arturo ). En él viven los
santos, los iluminados que a veces, como el cantor Taliesin o el mago
Myriddwin, el legendario Merlín, vuelven al mundo de los hombres para
ayudarles.
El disco del medio, el Abred, es el mundo humano
en el que estamos de paso. Aquí el bien se mezcla con el mal y la ley
imperante del libre arbitrio conduce inevitablemente al castigo o a la
recompensa de las acciones realizadas, al menos mientras el cielo no se
caiga ( el acontecimiento más temido por los celtas ) y en el mundo
reinen sólo el agua el fuego.
El disco inferior es el Annw, la ultratumba, el abismo. En él, como la
semilla que se pudre en las entrañas de la tierra para después germinar
en primavera, las almas reposan y recuperan energía antes de la
siguiente reencarnación ( a menos que hayan sido conducidos bajo la
tierra con encantamientos y rituales por el druida ); del paso por
este mundo están exentas las almas elevadas que alcanzan directamente el
Gwynwed, porque han alcanzado la perfección durante la vida terrena.
La similitud con las creencias hinduistas y pitagóricas es
sorprendente, pero las correspondencias entre el mundo celta y el indio
no acaban aquí. En efecto, Plinio cuenta que el huevo de serpiente ( el
más poderoso talismán celta, identificado por los arqueólogos como
Echidna fossile ) debe recogerse antes de que caiga la tierra: el
m+itico huevo flotaría en el agua y aparecería rodeado de un anillo de
oro ( imposible no reconocer en este mito el motivo indio del
Hiranyagarbha, el huevo cósmico inmerso en las aguas primordiales que da
vida a todo el universo ).
También es similar la recogida
del soma, del que se extrae un jugo embriagador secrito en los textos
hinduistas, y la del muérdago, panacea contra todo mal que los druidas
recogían con un hocino de oro en el solsticio de invierno.
El
druida, símbolo de perfección, no debía tener ningún defecto físico
excepto la ceguera, que era compensada con una mayor capacidad de visión
interior.
Entre las prerrogativas de los druidas, además de
la previsión del futuro y de la práctica de la hechicería mediante
fórmulas rituales, se encuentran también el don de la invisibilidad,
tethfiada, y la producción de la niebla y el viento mágico, que
conseguían confundir y dispersar al enemigo; está también el legendario
nudo de los druidas, una práctica mágica capaz de hacer infranqueable
cualquier lugar.
Otra de las tareas del sacerdote celta era
la de establecer si un condenado era culpable o inocente. Colocaba en
una vasija de piedra tres guijarros. uno blanco ( que significaba
inocencia ) otro negro ( culpabilidad ), y un tercero jaspeado, que
englobaba a los otros dos, y extraía uno al azar.
Como en
muchas otras culturas, el instrumento real de la magia era la varita,
símbolo fálico del poder y, por consiguiente, de la supremacía absoluta
sobre la naturaleza. La varita debía ser de madera de serbal ( árbol
consagrado a la diosa Brigit, señora de la magia y del conocimiento ) y
obtenida de una rama cortada de golpe dado de abajo arriba exactamente a
medianoche no sin antes pedirle permiso a la planta y después darle las
gracias con una ofrenda simbólica de leche o hidromiel, compuesto
fermentado de agua, iel y plantas aromáticas. La rama debía cogerse al
vuelo porque, si la varita llegaba a caer al suelo antes de estar
terminada, perdía todo su poder mágico.
Otra constante que
relaciona la magia druídica con el chamanismo ( los celtas eran quizá
los famosos hiperbóreos de los que habla Homero ) es la práctica de la
circundeambulación, que consistía en caminar a lo largo de una
circunferencia trazada en la tierra, dibujando con los brazos y las
piernas círculos imaginarios. Se trata de una conocida técnica de
activación energética ( a condición de que se realice en el sentido del
movimiento del Sol, ya que hacerlo en sentido contrario a las agujas del
reloj es siempre nefasto y debe evitarse aun en las operaciones
cotidiana más banales ).
Una interesante entrada sobre una cultura a veces no muy comprendida.
ResponderEliminarBesos.